Good Beer Hunting

Señales de Humo — Los Estados Unidos Obtienen su Propio (Y primer!) Café Cannábico al Aire Libre

Por lo que sabemos, a pesar de la extensa legislación estatal, el consumo de cannabis fuera de los confines apropiados de una propiedad privada no es algo que precisamente se promueva en los Estados Unidos. No existen muchos lugares fuera de tierra continental donde puedas fumar marihuana de manera legal. Y, mientras marchamos (con optimismo) hacia el inevitable destino de la legalización federal, necesitamos establecer un estándar alineado con otras prácticas sociales aceptadas—sabes, ¿como beber en público

Europa, por supuesto, ha estado trabajando duro en construir el prototipo que los Estados Unidos ha estado arrastrando los pies en duplicar. Amsterdam, el pionero indiscutido en producción de marihuana (y su consumo público) tan vanguardista como colgar un cartel de madera en letra cursiva que lea “Congregate” en un espacio de comidas, ha estado afinando este juego durante décadas. Barney’s Lounge, parte del gran imperio de Barney de Amsterdam, es uno de los mejores ejemplos; sillas de madera claras y una decoración que podría describirse como “inofensiva” y “fina” llenan el espacio donde los promotores (OK, mayormente turistas) son invitados a acampar tanto tiempo como deseen. 

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Nuestros amistosos vecinos del norte, Canadá, han contribuido similarmente a este prototipo, desde la la legalización completa del uso de cannabis en Octubre de 2018. El país ahora ostenta lounges estilo  brick & mortar como el  BYOC (Trae Tu Propia Hierba) por sus siglas en inglés, de Windsor Higher Limits y el paraíso del gamer de Toronto, HotBox Cafe.

Ya sabemos que existe un mercado para el turismo y la hotelería cannábica, así que la idea de sumar establecimientos que permitan (y promuevan) el consumo legal es un endoso seguro. Constrúyelo, y ellos vendrán—y fumarán.

En los Estados Unidos, no haría a poca gente feliz dar la bienvenida a  Lowell Farms: A Cannabis Cafe a la dinámica. En el café, ahora abierto en la esquina de La Brea y Lexington en West Hollywood, la vibra es distinta—podrá ser un moderno restaurante gourmet. El interior es luminoso, cubierto de verdes, y hogar de mesas de patas finas y clientes—quienes muy probablemente se están pasando un bong. Legalmente! Mientras comen comida deliciosa! Y fuman hierba! Legalmente!

[Nota: Lowell Farms donó cannabis para un evento de Dope Girls en Los Angeles en Mayo.]

Lowell Herb Company se hizo un nombre cultivando flores de cannabis de alta calidad—y usando esa gloriosa cosecha para comercializar porros pre armados, vendidos de manera individual o en paquetes (los últimos empaquetados en cajas biodegradables, complementados con un strike pad y fósforos de cabeza verde—incluso.) Hasta el nombre de la compañía tiene raíces porreras, que rinden tributo a  un héroe de la marihuana William “Bull” Lowell, quien cultivaba cáñamo en su granja de la costa de California y—como cualquier leyenda—fue el ímpetu para el Poison Act de 1913, que marcó el inicio de una extensa batalla contra California

Por supuesto, el consumo adulto pasó a tener efecto en 2018. ¿Que mejor manera de celebrarlo que navegar las confusas leyes sobre cannabis de Estados Unidos à la Catherine Zeta-Jones in “Entrapment" y lanzar un brick & mortar a cielo abierto con una licencia de consumo en el sitio?

Ahora, el café tiene la distinción de ser el primero en su tipo en los Estados Unidos. Previo a su apertura, aquellos que deseaban formar parte eran legalmente relegados a sofás de amigos, callejones oscuros (que pueden resultar riesgosos), y el ocasional espacio público cerrado. (Por ejemplo, el que visité en el barrio Embarcadero de San Francisco, un dispensario que también ofrecía un espacio “seguro” donde prender uno en un viaje de trabajo. Para ser honesta, la mayoría eran tipos blancos con aspectos depresivos viendo televisores sin volumen en un bar oscuro, que solo servía refrescos y jugos. Los dispositivos comunales para fumar parecía animales hechos de globos.)

“Pienso que lo que necesitaba Los Angeles, y lo que mucha gente me comentaba que deseaban que existiese en la ciudad,” dice Vanessa Lavorato, fundadora de la chocolatería infusionada de cannabis llamada Marigold Sweets y co-anfitriona de la serie de cocina con hierba de VICE “Bong Appétit.” “Los Angeles es un gran mercado para el cannabis. Será un destino turístico, cosa que es genial.”

El concepto tiene cuatro años de edad, dice el director del restaurante de Lowell, Kevin Brady. “Nuestro equipo viajó por el mundo a lugares como Barcelona y Amsterdam para buscar inspiración en esta concepción,” comenta. “Como pioneros de terminar con la prohibición del cannabis, estamos avocados a dar un tratamiento al cannabis bajo la misma luz que el alcohol.” 

Muchos negocios y profesionales del cannabis son reacios de hacer cualquier comparación con la travesía del cannabis a algo relacionado al alcohol. Y la marihuana es diferente. En primer lugar, consumir demasiado cannabis signific un baño extra-largo, mientras que, beno, no es el caso con el alcohol. Pero! En un esfuerzo por alentar a las masas ir por lo verde, necesitamos hacer algunos paralelos familiares abundantemente obvios.

Resulta que, los amigos detrás de este café, están de acuerdo.

 
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“El primer paso era cultivar [la planta] para la venta,” dice Brady, “y ahor es ofrecer a las personas un espacio público, comunal donde el cannabis pueda ser consumido de manera segura, sin estigma. La aprobación unánime por parte de la comisión de licencias de negocios de West Hollywood solidifica el espacio del cannabis en California, contribuyendo a su futura normalización.”

No es ningún secreto que existen rasgos comunes en mucha gente que está beneficiandose económicamente mientras crece la fiebre verde en el país: esa similitud es la raza blanca. Y mientras un pequeño grupo de gente acumula riquezas gracias a la planta, una enorme parte de la población—primariamente gente de color—continúa tras las rejas gracias a la misma planta. Lowell trabaja para ser una actor consciente y responsable en el juego, y lanzó una iniciativa para contratar miembros de equipo que han sido imputados con cargos no violentos, relacionados con el cannabis.

Como dice David Elias, CEO de Lowell, “Es nuestra prioridad establecer programas como estos para ofrecer a individuos brillantes una segunda oportunidad, y permitirles participar en esta creciente industria.” 20% del personal actual de Lowell fue contratado bajo esta iniciativa.

Respecto al menú, Lowell Café también anotó en grande: Andrea Drummer es la chef principal. Para los no iniciados, Drummer—quien publicó el libro Cannabis Cuisine: Bud Pairing of A Born Again Chef en 2017, y apareció en shows de TV como Cooking on High y el próximo Green Valley—es para la cocina infusionada con cannabis lo que Jimi Hendrix fue a la guitarra eléctrica. Pero, hasta ahora, Lowell no ofrecerá platos infusionados. (En su lugar, el consumo será permitido en forma de vaping o fumar.) Drummer dará forma a la oferta de Lowell Café, que Brady llama “refleja los sabores de California con su experiencia de la granja a la mesa tanto para la conia y el cannabis.” Algunos ítems del menú incluyen sándwiches de pollo frito, duraznos grillados y burrata, y hummus de habas blancas con crudités.

La gente local está entusiasmada.

“[Andrea] realmente creó un nicho sobre sí en cuanto a cocina fina y educación respecto a los comestibles, y sobre como consumir cannabis de manera responsable,” dice Lavorato. “Así que es algo importante que haya obtenido esta licencia de consumo en el sitio. Había apenas unas pocas otorgadas en West Hollywood, y pienso que es apropiado que ella tenga una [de estas].”

Habrá bongs comunales en adición a los “flower hosts,” que funcionarán como sommeliers de hierba, haciendo incluso al mas canna-curioso sentirse tranquilo. Tiene sentido que, dado el potencial de turismo y los peligros de los novatos excediéndose, habrá algún  desastre del fanático del THC. Pero eso no debería preocupar a estos profesionales. Como señala Brady, “Los efectos del cannabis son distintos en cada persona.” 

Específicamente, algunas dosis cargadas de THC pueden crear una gran ansiedad en algunas personas, lo que no siempre combina bien con un (seguramente) ajetreado restaurante. 

“Si un huésped se siente incómodo es instado a solo ‘relajarse’ y bajar de su colocón,” Brady comenta. “Nuestros anfitriones y staff están entrenados para proveer orientación y prevenir este tipo de escenario. Los huéspedes también pueden tomar un transporte de vuelta a su residencia.”

Súbeme, Scotty.

Textos, Beca Grimm
Ilustraciones, Lan Truong
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