Linalool y tricomas, slides y el concentrado shatter—el universo del cannabis tiene su buena cuota de argot, el cual frecuentemente sirve como una barrera para entrar. A pesar de que algunas empresas como Canndescent y dosist—quienes bautizan sus productos con base en las reacciones que imparten por diseño, como “charged” (cargado) o “sleep” (sueño)—ignoran algunos de los matices más ñoños en favor de un léxico básico, hay mucho que considerar al abordar el umbral turbio del cannabis.
Si alguien estuviese interesado en aprender como se diferencian en sabor, sensación en boca e impacto, podría probar una ronda de cada una en un bar y—si es particularmente curioso o descarado—pediría al bartender, o a Google, por una explicación más detallada.
Pero la marihuana es distinta. ¿Por qué?
Desde luego, los colectivos y dispensarios más respetables, contratan a consumidores inteligentes y no snobs, con experiencia en diferenciar los efectos de cannabinoides, así como ofrecer recomendaciones a clientes primerizos. (Si dejas de leer ahora, por favor al menos internaliza el hecho que siempre debes permitir al menos dos horas a los comestibles para que hagan efecto. Puede que te haya ahorrado a ti o un amigo un viaje innecesario a la sala de emergencias.) Sin embargo, la orientación termina justo después de la compra. A partir de ahí, el consumidor canna-curioso que probablemente alcanzó la mayoría de edad durante el reinado de Nixon y la asociada guerra contra las drogas—la cual denigró la marihuana como si fuese en realidad algo parecido a la heroína—entra a este mundo y...espera a ver que sucede.
A diferencia de la cerveza, el cannabis afecta a sus consumidores vía receptores individuales de endocannabinoides, así como una multitud de consideraciones físicas, espirituales y emocionales. De este modo, es difícil hacer aseveraciones sobre lo que califica como “un servicio” de hierba. Navegar estas aguas requiere paciencia, experimentación, y en algunos casos, una especie de mentor.
Brandon Allen, quien trabaja para Trichome Institute (una organización de educación y certificación en marihuana que ofrece programas de entrenamiento desde básico a experto—similar a un entrenamiento de sommelier para profesionales del vino) comenta, “Incluso de lo que se consideraría grandes publicaciones o recursos, la mayoría de información sobre esta planta es extremadamente exagerada o equivocada del todo. Algunas de las publicaciones médicas están desactualizadas o son irrelevantes para el humano, así que el aspecto técnico también puede ser confuso.”
Es cierto que las “verdades” contribuyen a que el cannabis continúe evolucionando, particularmente mientras la investigación federal permanece estancada.
“Pero en aquel momento no existía mucha información sobre el cannabis y la conversación era muy distinta,” comenta Jamie Evans, fundador de la marca The Herb Somm, sobre los inicios de su marca en la primavera de 2017. “Mi uso del cannabis era estrictamente recreacional.”
Ella detalla un accidente de auto traumático que catalizó su viaje hacia el uso terapéutico del cannabis. “Podía dormir mucho mejor y parece que el cannabis realmente me ayudó a curar en ese aspecto. Así que después de ese accidente, decidí fundar el Herb Somm.”
Evans afirma que trabaja para generar un entorno amigable y poco prejuicioso, en virtud de hacer sentir cómoda a las personas al hacer preguntas “estúpidas”—esencialmente la antítesis del empleado sabelotodo de la tienda de discos.
Pero imagina un mostrador de una tienda de discos en una meca musical como Nueva York o Londres: sería bastante probable que atrajera un mayor número de aficionados a la música casuales o con poco conocimiento—turistas ávidos por sumergirse en la compleja cultura local. Ese es el tipo de clientela canna-curiosa que frecuenta OG Cannabis Cafe (FKA Lowell Farms: A Cannabis Cafe in Los Angeles) (En adición, por supuesto, a los porreros más experimentados). Como el primer café cannábico abierto en los Estados Unidos, OG Cannabis Café acoge turistas en todo el espectro de familiaridad y uso, y realiza un esfuerzo especial para acomodar hasta los consumidores más verdes. De la misma manera que un restaurante tiene un sommelier para ayudar a los comensales a navegar una densa carta de vinos, OG Cannabis Café tiene un grupo de “anfitriones de flores” en su staff, entrenados en los pros y contras en la orientación de clientes que podrían no conocer la diferencia entre variedades. Aunado a los anfitriones, OG equipa las instalaciones con algunas infografías de sus ofertas.
“La carta de cannabis es presentada como una lista de vinos, junto al menú de comida,” comenta la anfitriona Biana Blanche. “Una anfitriona de flores te guía a través de las opciones y hace recomendaciones basadas en tu nivel de tolerancia y efecto deseado. Además de cada oferta está una serie de adjetivos que incluyen ‘motivante,’ ‘reductor de estrés,’ ‘poderosa,’ y ‘nota corporal profunda.’”
Evans aborda de manera similar a sus clientes, preparando la escena educativa con comida.
“Realmente trato de comenzar por un nivel básico, y hacer que la gente se sienta cómoda realizando preguntas,” comenta Evans, quien tiene vasta experiencia tanto en vino como bienes de consumo. Agrega que gran parte de su trabajo involucra organizar comidas. “Pienso que cuando vas a una cena y te encuentras junto a amigos, tiene esta manera realmente accesible de educar personas. De esta manera no es como que as a un salón de clases o incluso a un dispensario—estás cenando con amigos. Es una manera divertida de aprender de primera mano.”
En la atmósfera de aprendizaje más tradicional de Trichome Institute, Allen comenta que la organización está finalizando un programa de 90 minutos para principiantes que cubre temas como “la fase experimental; tolerancia; como consumir y que debes saber sobre la variedad de productos de marihuana y cáñamo existentes; comprensión de nombres de cepas junto al dilema de índica, sativa, e híbrida; efectos secundarios; y la lista continúa,” dice. “Considera esto como mucho más que un básico—pero no tan complejo como Interpening [el programa diseñado para otorgar la credencial de sommelier de cannabis].”
Con tal escasez de investigación científica a disposición de consumidores y profesionales, Allen considera que el mayor desafío es la desinformación. ”Puedes introducir una cepa de cannabis en una búsqueda de Google y terminar con 20 opiniones diferentes sobre ella,” lamenta.
¿Otra barrera? El hecho que, ya que el cannabis continúa siendo federalmente ilegal, cualquier marca adyacente se arriesga a enfrentarse a obstáculos de mercadeo. “Aún cuando Trichome no vende productos cannábicos, estamos catalogados como si lo hiciéramos,” comenta Allens. Trichome, como muchas otras empresas del cannabis, corre el riesgo de ser baneados en las plataformas de redes sociales—o directamente suspendidos, lo que significaría reconstruir la base de seguidores desde cero, sumado a los dolores de cabeza asociados.
A pesar de que las maneras de abordarlo puede variar, la mayoría de profesionales del cannabis que trabajan con consumidores novatos tienen recomendaciones similares para comenzar el viaje al cinturón verde: lento y suave. Concretamente, elegir cepas con bajos niveles de THC (el componente psicoactivo que te “coloca”, y en algunos casos, puede generar una perversa paranoia) y dosificar de manera pequeña, en intervalos separados.
“Para un novato del cannabis, les recomendaría una cepa con bajo porcentaje de THC como Northern Lights o Purple Kush que te genera una sensación de felicidad, relajación y euforia…” comenta Blanche. “E ir de a poco; siempre puedes fumar mas—pero no menos.”
Evans también insta a los principiantes a practicar la paciencia. “Podrías tener que experimentar con diferentes proporciones para encontrar el balance perfecto para ti,” dice. “Y que cada persona tiene un sistema endocannabinoide distinto. Así que tal vez algo que funciona para tu mejor amigo o tu novio, puede no funcionar para ti.”
Allen hace eco de esos sentimientos. “No necesitas colocarte para beneficiarte de esta planta—los efectos secundarios negativos son algo real,” comenta. “Los consumidores necesitan entender que son un individuo realmente único, el cannabis es algo personal, y eso significa que es un gran experimento. Afortunadamente, ayudamos a orientar a las personas a través de esto con nuestro curso.”