Finales de Noviembre de 2009, y en un bar en Burlington, Vermont, un grupo de cerveceros brindan en nombre de Greg Noonan, el difunto fundador de Vermont Pub & Brewery. Uno de ellos es John Kimmich, Aprendiz de Noonan y fundador de The Alchemist Brewery. Otro es Shaun Hill, quien había volado al país desde el exterior para rendir sus respetos y visitar su casa de Hill Farmstead, donde planea inaugurar una cervecería en unos pocos meses.
Noonan fue—es—una leyenda cervecera. Luego de una larga batalla legal, fundó su primera microcervecería en Vermont, un estado ahora conocido internacionalmente por su cerveza. También introdujo lo que presuntamente era la cepa de levadura de Boddington desde el Reino Unido, y la usó para fermentar sus cervezas que luego inspiraron el movimiento de la Hazy IPA. Casi de manera tan importante, enseñó a Kimmich todo lo que sabe.
De vuelta al bar, Kimmich y Hill recuerdan el impacto que Noonan tuvo sobre ellos, y como muchas personas hacen en los funerales, comenzaron a considerar sus propios legados. En un blog que escribió en ese momento, Hill se pregunta: ¿Que es ‘una’ vida?, ¿Que es importante? Una idea?” Noonan tuvo tantas durante su carrera, derivadas de las tradiciones británicas que volvieron a la vida con un twist americano. Su impacto global estaba aún por notarse, pero es evidente como estos dos cerveceros entendieron la importancia de las ideas.
Hill había, de hecho, vuelto a casa desde Montreal, donde se había unido para fabricar una cerveza en colaboración con Microbrasserie Dieu du Ciel, antes de acompañar al equipo en Burlington. La cerveza se llamaría Pionnière—“Pionero”—en homenaje a Noonan. La cuba de maceración rebosó de maltas torradas y biscuit antes que el mosto fuese saturado con lúpulos Simcoe, Amarillo, Cascade, y Columbus, para crear la cerveza de Dieu du Ciel más amarga jamás fabricada.
A pesar de la variedad de logros en la carrera de Noonan, al dedicar una cerveza a su difunto amigo, Hill había elegido una Black IPA.
La Black IPA fue probablemente la primera tendencia viral en la revolución de la cerveza artesanal. Si bien cervezas como la American Pale Ale e IPA ganaron tracción a lo largo de las décadas, la Black IPA pasó de ser una curiosidad regional a un fenómeno global en un relativo parpadeo. Había más cervecerías a nivel mundial de lo que hubo en todo el siglo, y durante un tiempo, el estilo se propagó de manera incesante—y luego se esfumó casi con la misma velocidad.
La razón de esto es que a pesar de ser común en las gamas básicas desde 2008 a 2014, el estilo tenía un persistente problema de imagen. Sus detractores querían saber, ¿Cómo puede una India Pale Ale ser negra? ¿Acaso las maltas torradas no chocan con el carácter frutal de los lúpulos, o agregan un amargor excesivo? Y si una Dark Ale intensamente lupulada es una Black IPA, entonces ¿Que es una Cascadian Dark Ale—y donde deja a las Export India Porters?
En contraste, para 2015 un estilo estaba tomando relevancia y tenía un atractivo mucho más simple. En New England, cervecerías como Tree House Brewing Company y Trillium Brewing Company estaban produciendo para las masas una versión accesible, turbia y dulce de la India Pale Ale—o en su lugar, las masas estaban llegando a ella. La manera en las que estas cervecerías las producían, La New England IPA suprimía el amargor clásico de las IPAs y ofrecía el nostálgico y familiar sabor de las golosinas de la infancia. El color dorado opaco del estilo también significó que estaba lista para Instagram, en el mismo momento en el que la popularidad de la aplicación estaba creciendo.
En poco menos de un año, la cerveza seca y amarga, parecía haber perdido popularidad. Mientras tanto, el declive de la Black IPA fue tan veloz y notorio que comenzamos a entender el ciclo de otras tendencias en la industria, gracias a su ejemplo. Cada vez que un estilo cobra relevancia, la primera pregunta que surge es si “hará un Black IPA.”
Desde luego, cualquiera que haya predecido la desaparición de la New England IPA en sus albores, comprobó haber estado espectacularmente equivocado. En su lugar, la narrativa se convirtió en que la NEIPA era el opuesto cultural a la Black IPA. Una que surgió de la nada para apoderarse del mundo, haciendo pedazos las definiciones oficiales de estilos y libros de recetas, mientras que la otra fue condenada a los pies de página. Lo que olvidamos en este ordenado resumen es que ambas cervezas provienen de la misma fuente, y que aquellos más cercanos a ella—algunas de las mejores cervecerías del mundo—nunca han renunciado a la Black IPA.
Podría discutirse que la primera Black IPA fue fabricada en algún momento a mediados de los 1800s, cuando cervecerías británicas como Bass Brewery, Whitbread Brewery, y JW Lees enviaban sus porters intensamente lupuladas a la India. En 1865, la cervecería Barclay Perkins, basada en Londres, fabricó una “Export Porter” con marcados 65 IBUs, con un posterior dry hop en cask en buena medida. Pero sorprendentemente, el primer ejemplo americano de la Black IPA, fabricada en la Vermont Pub & Brewery de Noonan alrededor de 1990, tomó su inspiración de otro lugar.
La receta original de Noonan era una Scotch Ale plena y lupulada a la cual llamó Tartan IPA. Su head brewer en ese momento, Glenn Walter, fabricó más tarde una versión más oscura llamada Black and Bitter, aparentemente inspirada por el divorcio por el cual atravesaba en ese momento. El buen sabor prevaleció, y la cerveza fue rebautizada como Blackwatch IPA, pero no fue producida de nuevo hasta que Kimmich se unió al equipo en 1995. Kimmich se encontró con las recetas en unos archivos mientras buscaba algo nuevo que cocinar, y le consultó a Noonan sobre un relanzamiento.
“Me sentí intrigado inmediatamente por la receta, siendo un entusiasta de las Porter y las IPAs'', comenta Kimmich. “Esto parecía ser el puente entre ambos estilos.”
No obstante, Kimmich no se ajustó a la receta al pie de la letra. Recientemente había encontrado una malta alemana llamada Carafa Special 3, la cual no tiene cáscara, removiendo así la característica sensación de amargor y quemado. Le permitía a los cerveceros alemanes fabricar lagers oscuras y Hefeweizens con tonos atintados y notas a pan tostado sin arruinar sus distintivos finales suaves. Kimmich la usó para lograr el color oscuro y tostado en la Blackwatch sin que distrajeran el gran final lupulado con demasiada astringencia.
“La combinación de un torrado oscuro con un carácter fresco lupulado—la amé absolutamente,” dice. “Probablemente hice tres o cuatro lotes durante mi estadía con Greg [Noonan]. Cada vez que la fabricaba, le hacíamos ligeros ajustes y usualmente aumentaba la dosis de lúpulo.”
Kimmich fundó The Alchemist en Waterbury en 2003, llevando consigo la cabeza llena de ideas e inspiración de Noonan consigo. Junto a la famosa cepa de levadura Conan y las semillas de lo que se convertiría en Heady Topper, llevó también su amor por las cervezas oscuras lupuladas. Cada Navidad, Kimmich fabrica El Jefe, una “Dark IPA” (en sus palabras) bautizada tras su enorme gato negro. Redujo la cantidad de Carafa Special 3 al punto en que la cerveza es cuasi-marrón, y en dryhop usa montañas de Simcoe para crear las notas estacionales a pino fresco. Fue esta cerveza, a su vez, lo que inspiró a Shaun Hill a fabricar su primera Black IPA Darkside, alrededor de 2005, mientras trabajaba en The Shed Brewery en Stowe.
La idea de combinar el carácter de maltas tostadas y el aroma cítrico y pináceo del lúpulo siguió propagándose. Mitch Steele, el próximo brewmaster de Stone Brewing en aquel momento, probó la cerveza de Hill en el Extreme Beer Fest de BeerAdvocate en Boston en 2006, describiendola como “compleja y agresivamente lupulada”. Luego de conversar con Hill se retiró con la idea en “el bolsillo trasero”, sacándola para la cerveza del 11er aniversario de Stone el año siguiente. Los lotes pilotos, no obstante, no resultaron bien—una pista inicial del inminente fracaso del estilo.
“Estaba usando un blend de malta black y cebada torrefacta así que salieron todas como Porters lupuladas,” comenta. “Estaba sentado allí, algo frustrado con la falta de progreso cuando comencé a pensar sobre la Schwarzbier alemana.”
La schwarzbier es una cerveza lager alemana seca, de carácter maltoso que equilibra el dulzor de las maltas Pilsner y Munich con café y notas a chocolate. Se diferencia de la más conocida Munich Dunkel por su apariencia completamente negra pero sin lo tostado de cualquier Porter o Stout—sólo posible con el uso de Carafa Special 3. Hacer aquella conexión condujo a Steele a tomar el mismo enfoque que Kimmich: Elaborar la misma base de una Doble IPA y agregarle malta torrada sin cáscara. El resultado fue la Sublimely Self-Righteous Black IPA, una cerveza negra de 90 IBUs con notas a naranja, resina de pino, y café frutal que se hizo tan popular entre el público que entró a la línea de cervezas base de la marca.
Antes que la mayoría de los cerveceros siquiera escuchara sobre la Black IPA, distintas formas de ella estaban emergiendo. La Darkside y James de Shaun en Hill Farmstead eran bastante oscuras, torradas y saturadas de lúpulo—atravesando cuidadosamente la línea para no entrar al territorio de una IPA o una Porter. Mientras tanto, Kimmich tomaba la base de una Doble IPA y agregaba trazos de malta tostada para complejidad, una técnica con la Steele también se había encontrado en California. Sin embargo, no fue Steele el primero en fabricar una Black IPA en la Costa Oeste.
Mientras que los cerveceros de Vermont seguían experimentando y encontrando sus propios caminos, los del Pacífico Noroeste estaban jugando también con altas dosis de lúpulo y maltas oscuras.
En 1999, Rogue Ales lanzó Brutal Bitter, fabricada para celebrar el aniversario 24 de Horse Brass Pub en Portland, Oregon. La cerveza altamente lupulada (para entonces) probó ser popular, y luego evolucionó hacia lo que se convertiría en la famosa Brutal IPA de Rogue. No obstante, antes de eso, la cervecería lanzó una derivación llamada Blackened Brutal Bitter.
Esa cerveza nunca pretendió ser una IPA. Se fabricó sin dry hopping para enfocarse en las maltas oscuras y el amargor con notas pináceas, y restringida a 5.5% A/V para lograr una fresca y sesionable Black Ale. Según el escritor sobre cerveza de Oregon, Jeff Allworth, sería esta variación lo que luego sería conocida como la Cascadian Dark Ale.
“Básicamente pienso que la idea fue posicionarla como un estilo regional porque sabía como un Abeto de Douglas ligeramente quemado,” comenta.
Sin embargo, la distinción se perdió en la mayoría de los consumidores. Las tres interpretaciones de la Black IPA lucían casi idénticas, y compartían muchos ingredientes en común incluso con variaciones en los ingredientes y procesos. Y con el ascenso de la IPA como una marca por sí misma, no hay dudas que algunos cerveceros renombraron sus Cascadian Dark Ales en busca de mejores ventas. Fue en el espacio entre esas tres cervezas que las grietas comenzaron a formarse.
“Había algunas versiones realmente terribles del estilo siendo fabricadas alrededor del mundo'', dice Kimmich. “Tendían a expandir los límites, y se perdía de vista lo que había sido originalmente el estilo.”
Con aquellos orígenes oscurecidos de alguna manera por el surgimiento simultáneo de la Cascadian Dark Ale, se propagó la confusión sobre lo que debía ser el sabor del estilo. Algunos cayeron en las mismas trampas de las que fueron víctimas sus predecesores, terminando con cervezas desastrosas y astringentes, mientras otros producían cervezas deliciosas, ganadoras de medallas que no necesariamente ayudaron a refinar las definiciones del estilo.
Matt Brynildson, brewmaster de Firestone Walker, había intentado diferentes versiones sin que el estilo realmente hiciera “click”—veía a la mayoría de las Black IPAs como versiones americanizadas de las Porter que realmente no se ajustaban al resto de su portafolio. Pero en eventos, y dentro de la cervecería las personas comenzaron a preguntarse por qué Firestone Walker no tenía una versión del nuevo estilo que era tendencia. Brynildson se sintió forzado a actuar. Intentando hacer una IPA genuina, tomó la base de su nueva Double Jack y barajó el rompecabezas para lograr que tuviese sentido. Para él había una pieza en falta, y esa pieza era el centeno.
“Al pensar sobre el estilo y lo que había probado hasta entonces, no estaba convencido aún de a lo que apuntaba el estilo realmente,” comenta. “Continué pensando sobre un carácter de lúpulo agresivamente dank y en que podría complementar ese sabor y elevar el concepto. Cereales rústicos y especiados parecían ser un elemento amplificador perfecto y punto de conexión para este tipo de lúpulos agresivos.”
Lanzada en 2012, Wookey Jack se convirtió en una cerveza de la línea base y ganó un oro en el Great American Beer Festival tres veces. Pero para entonces la era oscura estaba terminando. Por cada persona que se enamoró de la Sublimely Self-Righteous o Wookey Jack había muchos más que registraban sus puntuaciones en RateBeer y a otra cosa. En palabras de Brynildson, “No encuentras frecuentemente un consumidor cuya pinta diaria sea una Black IPA.”
Elaborar en lo que la gente esperaba o deseaba de la Black IPA era una cosa, pero fabricar una que hiciera a los consumidores volver una y otra vez, era otra. Incluso si una cervecería lograba encontrar el balance para producir una cerveza digna de definir un género, una nueva tendencia estaba por salir para tragar por completo al estilo.
“Pienso que es un estilo muy agresivo para el gusto de muchas de las generaciones más jóvenes'', se lamenta Kimmich.
Refiriéndose específicamente a la Black IPA, pero podría fácilmente estar hablando en general sobre la IPA tradicional. Él y Noonan fabricaron la primera Black IPA moderna y la primera New England IPA, y observaron a ambos estilos salir al mundo, solo para volver irrevocablemente alterados. Mientras que el estilo más oscuro tuvo dificultades en encontrar significado, la más clara se convirtió en algo completamente distinto.
La Heady Topper de Kimmich cambia junto a los cambios en las cosechas de su lúpulo insignia, Simcoe cada año, pero siempre es cítrica, con aroma a piel de cítricos y dank, con feroces 70 IBUs en el final. Esos sabores audaces son balanceados por la turbia molienda y la ahora famosa cepa de baja floculación conocida como Conan, que agrega notas a frutos de carozo y deja una marcada turbidez post-fermentación. Los cerveceros a los que Heady inspiró, no obstante, se entusiasmaron más por la última parte. Remover la barrera de amargor, amplificar los nostálgicos sabores frutales, y construir una sensación en boca cremosa, casi acolchada, fue suficiente para enviar al estilo alrededor del globo.
Mientras tanto, luego de varios años de declive en volumen de ventas, las Black IPAs comenzaron a desaparecer. Las cervecerías se enfrentaban a una presión constante por fabricar cervezas más ligeras y frutales, e incluso las marcas de alcance nacional no fueron inmunes a esto. En 2015, Stone descontinuó la Sublimely Self-Righteous Ale,y en 2016 Firestone deslistó la Wookey Jack. En muchos casos, las ventas no justificaban el espacio en los tanques. Pero eso no significó que algunas personas no se sintieran decepcionadas.
“Es gracioso, porque cuando descontinuamos Sublimely Self-Righteous encontré gente realmente molesta que me enfrentaron por ello,” dice Steele. “Y mi respuesta fue siempre la misma: ‘¿Cuándo fue la última vez que compraste una?’ Y su respuesta era ‘Bueno, hace un año atrás.’ Así que respondía, ‘Si, ahí tienes la respuesta.’”
Mientras que la mayoría de los geeks cerveceros saludaron la extinción de la Black IPA con indiferencia, hubo una pequeña pero expresiva minoría que se sintió devastada. Después de todo, parte del atractivo del estilo, era la manera en la que combinaba dos obsesiones nicho—altas dosis de lúpulo y maltas torradas. Si amabas ambas, no había muchas maneras de satisfacerte. No obstante, un lugar en el que aún podías encontrar ambas, era en Gran Bretaña— cerca de 2017.
La cúspide de la Black IPA sucedió alrededor del momento en el que la revolución cervecera británica estaba comenzando. Como resultado, algunas de las figuras descollantes del país—BrewDog, The Kernel, Beavertown Brewery, Magic Rock Brewing, Buxton Brewery—todas tenían una en su línea de cervezas base, o al menos fabricaban Black IPAs estacionales con regularidad. Para las cervecerías que iniciaban a principios de la década de 2010, tener una Black IPA era prueba de que tomabas lo de “artesanal” muy en serio.
En los primeros días, las cervecerías emergentes en el Reino Unido tomaron su inspiración de viajes, de botellas de contrabando y en el caso de la Black IPA, de una cerveza local: Wild Raven de Thornbridge Brewery. Esa cerveza fue concebida por James Kemp, ahora jefe de desarrollo de producto en BrewDog. Como Steele, tuvo dificultades con el primer lote, pero para el segundo pudo haber copiado al pie de la letra del libro de recetas de Kimmich.
“Siempre te encuentras al límite cuando fabricas una Black IPA,” comenta. “Siempre me encontraba tratando de ocultar cualquier nota tostada. Usaba Carafa Special apoyada por un poco de malta caramelo medio para lograr un gran sabor a Toffee y fruta, y luego usar lúpulos del nuevo mundo sobre esa base.”
En adición a esa percepción de dulzor, Kemp se aseguró que sus Black IPAs tuviesen gravedades finales altas—hasta 1.015—para equilibrar cualquier nota salada y astringencia. Como resultado, muchas de las cervezas británicas que surgieron tras la Wild Raven fueron cervezas alcohólicas, Dark Ales aromáticas con pronunciadas notas frutales pero un final audaz de adición tardía de lúpulo en el hervor.
Uno de los mayores entusiastas del estilo fue el homebrewer, autor y fundador de Elusive Brewing en Finchampstead, Andy Parker. él amaba esa compleja combinación de sabores desde que probó la Black IPA de The Kernel en en el renombrado Rake Bar del London Bridge en 2011. Aquella noche comenzó una obsesión con el estilo que lo condujo a rastrear la cerveza que inspiró a su vez la de The Kernel— Back in Black de 21st Amendment Brewery—en un viaje a San Francisco. Trajo consigo algunas latas y las usó como base para un post en su blog de homebrew, Graphed Beer, en el cual intentaba comprender en carácter fundamental del estilo Black IPA.
“No le veo sentido a fabricar una IPA y pintarla de negro,” dice. “Existe la oportunidad de obtener más capas de sabor que en una IPA clara. Si obtienes el nivel de torrado y mezcla de cereales correcta, son complementarios, no creo que choquen en absoluto.”
Claramente el consumidor británico promedio no estaba de acuerdo, y si bien sucedió unos años después que en Estados Unidos, la Black IPA se hundió en el Reino Unido bajo un torbellino de jugosa y “hazy” IPA. Pero incluso mientras se cerraba el telón en 2017, Parker ya se encontraba tramando su resurgimiento.
El regreso de la Black IPA comenzó de la misma manera en la que terminó—en desacuerdo. En el Reino Unido, parece haber comenzado con un tweet del propietario de la cervecería basada en Essex, Solvay Society Brewing, Roman Hochuli, mostrando su preocupación al ver una avalancha de ejemplares en el mercado, a lo que Parker respondió con con un reto: “Rompan sus cronogramas de producción– ha comenzado! #bipacomeback.” El tweet de Parker parece apenas haber salido de su propia burbuja, pero por alguna razón el hashtag tomó vida por sí solo.
“Parece haber conectado con la gente,” comenta Parker encogiendo los hombros, “y la gente continúa etiquetándome con el hashtag también.”
Justo como su tweet original, fue en mayor parte una broma al comienzo. Cada vez que una Black IPA era mencionada en el Reino Unido, quien publicaba usaba la etiqueta y sonreía mordazmente sobre las formas caprichosas de la cerveza artesanal. Sin embargo, cada vez más se convirtió en un punto focal para aquellos en búsqueda del estilo, y un pararrayos para aquellos que recordaban los días en las que ideas disparatadas como la Black IPA se introdujeron en las líneas básicas de producción de las cervecerías.
Pronto comenzaron los rumores sobre un supuesto renacimiento del estilo. Como una cerveza oscura, la Black IPA siempre ve un pico estacional, pero este invierno vió no solo un incremento a principios de año, sino dobló el numero de registros en Untappd comparado con el invierno anterior. Con unos pocos meses de diferencia, Firestone Walker actualizó su lanzamiento estacional de lote limitado de Wookey Jack a su portafolio principal, y Stone resucitó Sublimely Self-Righteous de entre los muertos. En un comunicado de prensa anunciando la movida, Stone dijo que Sublimely Self-Righteous fue la cerveza más solicitada entre las descontinuadas en toda su historia y que “Damos cuenta de los comentarios ‘TRAIGAN DE VUELTA SSR’ en prácticamente todo lo que publicamos en redes sociales.”
Mientras tanto, en el Reino Unido, este invierno vió el regreso de la Wild Raven de Thornbridge y la Magic 8 Ball de Magic Rock. Liderando desde el frente estaba Parker, quien ha lanzado una Black IPA, Black Rye IPA, Export India Stout, y American Brown Ale desde el comienzo del año.
Claramente algo ha sucedido en el último año que ha traído la idea de una cerveza oscura lupulada de vuelta a las mentes de los cerveceros. No obstante, incluso Parker admite que probablemente no sea el hashtag.
“Tengo una teoría,” comenta. “Antes del COVID la venta en bares siempre fue una barrera entre el consumidor y la cervecería. Ahora las cervecerías están vendiendo de manera directa y el consumidor puede comprar exactamente lo que desea.”
Previo a la llegada del COVID-19 , cerca del 40% de la cerveza vendida en Reino Unido se hacía a través de pubs y restaurantes. Estas empresas se enfocan en la alta rotación para sobrevivir, así que solo los bares especializados se atrevían a comprar cervezas de rotación lenta, o requerían un aumento del volumen de ventas. No obstante hoy, más del 60% de las cervecerías del Reino Unido operan sus propias tiendas web (un incremento desde el 37% en 2019). No solo eso elimina la consideración de lo que se vende por pinta, sino que alienta a los consumidores de paquetes pequeños a explorar un rango más amplio de cervecerías que lo que está disponible en el bar o en los estantes. El reciente incremento en el numero de suscripciones a servicios de cervezas y clubs, muchos abiertos por las mismas cervecerías, ha permitido adicionalmente a los cerveceros y distribuidores un mayor control sobre lo que llega a los consumidores. En Estados Unidos el incremento en packs variados también ha ofrecido a las cervecerías la oportunidad de colocar nuevos estilos en frente a los consumidores que podrían haber quedado atrapados en un patrón de consumo.
Sin embargo, debe estar sucediendo algo más también acá, porque hay una gran variedad de estilos con más probabilidad de llenar nuestras heladeras que una Black IPA. En un momento en el que asegurar volumen y flujo de caja nunca ha sido más importante para las cervecerías, llenar tanques con una cerveza famosa por su lenta rotación luce como una locura comercial.
A primera vista es casi imposible comprender el por qué, con el mundo en su revolución más oscura en medio siglo, y las ventas cayendo de un precipicio, cientos de cerveceros han comenzado a prestar atención a un estilo de cerveza que se ha convertido en un término popular para describir el fracaso: 2,775 diferentes Black IPAs y Cascadian Dark Ales aparecieron en Untappd solo en Enero de 2021. Arrojando alguna luz sobre la situación, revela que las razones pueden radicar en el accidentado pasado del estilo, y nuestra añoranza por el.
La pandemia de COVID-19 ha resultado en la supresión de libertades que dábamos por sentado para mantenernos a salvo y a nuestros seres queridos. En términos de consumo de cerveza, algunos consumidores han acudido a las marcas locales y nacionales y estilos de confianza. Esto es debido principalmente al hecho que esas cervezas son las más accesibles, pero otro elemento podría ser su conexión a placeres más simples y mejores momentos. A medida que nuestros mundos se han reducido, muchos han encontrado un escape en el pasado, desde apetencias por platos no vistos desde la infancia hasta repeticiones de programas populares que ofrecen un recordatorio de como solíamos vivir.
Un estudio del Dr. Timothy Yu-Cheong Yeung en 2020, examinó la forma como nuestros gustos musicales han retrocedido en el tiempo. Eligiendo seis países europeos con diferentes niveles de infección, analizó 17 trillones de reproducciones en Spotify. Encontró que los niveles de confinamiento tenían un efecto causal en qué tan antigua era la música escuchada por las personas—el consumo de canciones de más de tres años alcanzaron un máximo alrededor de seis semanas luego de la introducción de nuevas medidas y tomó algo de tiempo desaparecer. En su conclusión, Yeung escribe: “Los impactos psicológicos de la pandemia pueden fácilmente en cambios en la conducta de consumo debido a que los individuos racionales buscan remedios para contrarrestar cualquier aflicción psicológica. Una potencial cura es la adquisición de nostalgia, y un canal relativamente barato para alcanzar este objetivo es escuchar música de ‘los buenos viejos tiempos.’”
Si usar recuerdos felices como un bálsamo funciona para la música, es posible que el resurgiente interés en la Black IPA se deba a su fuerte conexión a tiempos particularmente más simples. Cuando el estilo estuvo en el máximo de popularidad durante unos pocos años, había un poco más de 2.000 cervecerías en Estados Unidos y apenas unas 1.000 en Reino Unido, la mayoría pequeñas empresas sirviendo a sus comunidades locales, comprando lúpulos sin contrato y aún determinando nuevos estilos y recetas. RateBeer era el lugar donde hacías tus reseñas de cerveza, Blogger donde leías sobre ellas, y los taprooms eran bancos ensamblados con pallets de manera apurada. Todos parecían conocer a todos, así que un tap takeover se sentía más como una reunión de liceo que una oportunidad para hacer periodismo. O al menos así es como luce de este lado del 2020. El poder de la nostalgia está en su habilidad de filtrar los negativos y retorcer recuerdos para ajustarse a las narrativas del presente.
“Quizás cuando alguien tome o produzca una Black IPA deseen recordar el año 2009 o 2012, cuando la cerveza era un oficio e intentábamos cosas diferentes'', dice Kemp.
Si es un término popular para describir una tendencia fallida, Black IPA es también una abreviatura para la experimentación y pasión sin la influencia de la comercialización. Es la personificación de aquel viejo cliché: que los cerveceros fabrican lo que les gusta y solo se sienten complacidos cuando se vende. Para algunos, la desaparición del estilo puede ser visto como el final de esa era de inocencia.
Kemp también apunta hacia otro ejemplo de nostalgia que vió creciendo entre consumidores de cerveza incluso antes de la pandemia: un anhelo por la variedad. La Hazy IPA fue en parte una reacción a las vigorosamente amargas West Coast IPAs, que sirvieron como una barrera de sabor para nuevos consumidores y resultaron en una fatiga del paladar tanto en cerveceros como consumidores por igual. Irónicamente, la ubicuidad de la IPA dulce y jugosa está creando una nueva exigencia por IPAs amargas en contraposición, un proceso que podría ser acelerado por la nostalgia post-COVID. Parker ha visto un incremento en el número de personas en busca de ese “West Coast hit” en sus ventas, mientras Steele dice que su cervecería—New Realm Brewing Company en Atlanta, Georgia y Virginia Beach, Virginia—también ha visto un incremento.
“Estamos viendo algunos destellos de interés en estilos de IPA más tradicionales,” comenta. “No creo que vaya a sobrepasar a la Hazy IPA, pero aún hay consumidores que en realidad prefieren lo que era popular hace 15 años.”
Steele está claramente en lo cierto respecto a que la Hazy IPA continuará dominando el mercado en los próximos años, así que el retorno de la Black IPA no sea tanto una tendencia sino un ajuste. La Hazy IPA cambió por completo la escena cervecera en apenas unos pocos años, y es posible que la Black IPA hubiese tenido más tiempo de popularidad si los otros inventos de Noonan no se la hubiesen robado. Tal vez lo que hemos hecho es indagar en los tiempos más oscuros en busca de aquel amigo con el que perdimos contacto. Si este destello de Black IPA no logra vencer los confinamientos, aún, con suerte, ha traído un poco de luz a aquellos quienes la necesitaban.
“Soy un poco escéptico respecto a si está teniendo un verdadero renacimiento,” comenta Brynildson. “Pero adoro una excusa para sacar antiguas recetas, quitarles el polvo, y traer de vuelta a la vida algunas de esas cervezas a las manos de los entusiastas que las extrañaban.”