“Amo las cervezas turbias,” me comenta Fish Scales. “Me gustan mis IPAs como las mimosas. Me gusta esa jugosidad.”
En este respecto, el rapero—un cuarto de Nappy Roots, en ensamble de Kentucky que deslumbra a audiencias de la generación posmilénica con raps picantes de topes de lista antes que Lil Nas X pudiese caminar (sin mencionar, llevar su caballo a Old Town Road)—no se encuentra solo. Desde que la Brewers Association lo hiciera oficial en 2018, la adición de categorías para incluir Hazy IPAs, DIPAs, y Pale Ales, el revuelo alrededor de estas cervezas opacas sólo ha crecido. Desde entonces, pareciera que cada cervecero en Estados Unidos se ha subido al tren de lo haze, incluyendo a Nappy Roots: el emprendimiento cervecero de la banda amante de la cerveza, Atlantucky, colaboró recientemente en una Milkshake IPA llamada Nappy Goat junto a Scofflaw Brewing Co de Georgia.
Ha habido grandes publicaciones (incluyendo algunas de este sitio) sobre como las cervezas turbias se han hecho tan populares. Usualmente se reduce a una combinación de accesibilidad, sabores novedosos, atractivo visual en el packaging y en el líquido dentro, y el duradero poder del principio de la escasez.
Muy bien! ¿pero que de tu y yo? Estamos yendo en otra dirección.
Las Hazy IPAs—junto a las otras ansiadas de su clase, incluyendo Pastry Stouts, kettle sours, y slushy Berliner Weisse—han abierto un universo paralelo en la cerveza americana. have opened up a parallel universe in American craft beer. Atendiendo a este argumento, reduciré esta cohorte al nombre de “hypebeer”: cervezas que llegan en partidas limitadas de 4-packs costosos; inspiran fervientes comentarios “ISO” dentro de publicaciones de Instagram; y expanden los límites definitorios de la cerveza hacia direcciones poco familiares (y no universalmente celebradas). Entiendo que esos parámetros son muy amplios, pero dado que estás leyendo en este sitio en primer lugar, invocaré a Potter Stewart y supondré que probablemente reconoces una hypebeer cuando la ves.
Algunas de estas cervezas son realmente buenas, y muchas otras no. Pero esta es la cuestión: si la demanda por hypebeer es el resultado de la innovación, estética, y escasez, esto significa que la composición/ingredientes/etc. del líquido—su “calidad,” si lo prefieres—no es lo que hace valioso al producto. Y si esta afirmación es cierta, la permanente popularidad de las Hazy IPAs (y otras) se posiciona como un lucrativo punto de contraste a la más amplia fidelidad dogmática de la industria hacia la buena cerveza sobre cualquier otra cosa. ¿Puede entonces la hypebeer existir en paralelo junto al paisaje más general de la cerveza sin necesidad de disminuir las expectativas de nuevos consumidores y sin desvirtuar el mercado?
Tal vez la respuesta yace más allá de los confines bordeados por lúpulo del Castillo Artesanal. La dicotomía que emerge en esta esquina de la cerveza artesanal—el establishment vs.el disidente; cabezas cuadradas vs. nuevas armas; tendencia vs. tradición—ha existido en otros rubros por mucho tiempo.
“Ahora entiendo hacia dónde te diriges,” comenta Skinny DeVille, amigo de Fish Scales de Nappy Roots y entusiasta de la cerveza artesanal. “puedo extrapolar eso exactamente al hip hop.”
Como raperos que han estado lanzando discos durante tiempo suficiente para ver tanto la caída de Myspace y surgimiento (¿y probable declive?) de SoundCloud, Nappy Roots tiene un pie plantado de manera firme en el mercado cuyo apetito voraz de una era digital, ha cambiado no solo el juego sino también a sus jugadores.
Para Skinny DeVille, la idea que las hypebeers son una degradación inherente de “lo artesanal” manifiesta la custodia generacional entre los raperos de la vieja escuela y las estrellas en ascenso del universo del hip-hop.
“Si eres un fan de la vieja escuela, de la época dorada, podría no gustarte lo que Lil Uzi Vert y su nueva generación está haciendo con Auto-Tune y canto en lugar de rimas de rap,” afirma, nombrando al desconocido oriundo de Filadelfia cuyo ascenso meteórico lo ha convertido en un abanderado de cabello púrpura del ascenso del rap de SoundCloud. No es solo malhumorados cabezas cuadradas quienes ven de manera condescendiente, sino algo más. En 2017, Wiz Khalifa menospreció a raperos como Uzi Vert y Lil Yachty como “pequeños socios” que no quieren rapear.”
Existe también una crítica similar entre ciertos cerveceros y expertos en cerveza, que Josh Noel de el Chicago Tribune resumió por tanto: “En el afán de reducir el amargor, muchos productores de hazy IPAs han traicionado la noción del balance.” Para productores que desechan lotes, se obsesionan con los bills de malta, y se esfuerzan enormemente para comunicar su compromiso con la cerveza bien hecha, la idea del éxito en cerveceros advenedizos produciendo juicebombs saturadoras de paladares es odioso.
Tales críticas tienen cierto sentido, pero Skinny DeVille se muestra escéptico. Cuando los productores acusan a otros productores de cortar camino en sus cervezas para obtener rédito de una moda, “Es sólo porque desean ser competitivos en un mercado ya sobresaturado de gente haciendo la misma cosa,” él teoriza.
Ya sea que la crítica a la calidad sea motivada por celo profesional o resentimiento inter-generacional, o preocupación legítima sobre latas explosivas y otros problemas objetivos sobre el control de calidad, es casi irrelevante. Cuando un producto vive y muere en escasez, caché de redes sociales, y branding enfocado en una generación, realmente no necesita ser de buena calidad en el sentido convencional para tener éxito.
Cuando se trata de rap de SoundCloud, el resultado frecuente es música que “enfatiza el abandono de la estructura, la naturalidad sobre la destreza” como lo describe Jon Caramanica de The New York Times: el difunto rapero del sur de la Florida XXXTentacion lanzó un sencillo, “Look At Me!” sin siquiera molestarse en mezclar el tema (un principio básico en la producción musical). Escribiendo para GQ, la crítica Carrie Battan remarcó que la canción “suena como si hubiese sido grabada en un teléfono celular dentro de la mochila de alguien.” Desde el punto de vista de composición y líricas, es un desastre. Aún así “Look At Me!” tiene 174 millones de reproducciones en SoundCloud y otras 400 millones de reproducciones en YouTube entre la pista de audio y el video oficial, prueba de que la popularidad de la canción no se basa en métricas convencionales de calidad en el rap.
Como una analogía reciente en el universo de las hypebeer, no hay que mirar más allá de la controversia alrededor sobre el contenido alcohólico en la cerveza Slushy XL Elephant Ears de 450 North Brewing Company en Diciembre de 2019. Con una graduación alcohólica mal señalada en 8% cuando realmente estaba más cerca de 2.5%, La cervecería de Indiana no tuvo otra opción que reconocer que su proceso de cálculo era “críticamente deficiente.” Pero eso hizo poco para detener el revuelo, reportó Kate Bernot para GBH (quien se abocó a la historia): “A pesar de estos errores en el control de calidad [incluyendo latas explosivas], los consumidores continuaron el clamor por los lanzamientos de la cervecería y manifestaron su apoyo en las redes sociales.”
¿Y que sobre los bastante obvios errores de composición? Como lo describe uno de los seguidores de Instagram de 450 North: “Literalmente a quien le importa.”
En Diciembre de 2019, el cofundador de BeerAdvocate Todd Alström publicó en Twitter un número sorprendente: Andrew Burman, cofundador de Other Half Brewing Company me dice que el número real es 307. Eso es sólo las cervezas lanzadas en 2019, a tener en cuenta; en total, la cervecería de Brooklyn colocó 572 cervezas el año pasado, incluyendo repeticiones. Más de una cerveza nueva por día al año es—y no puedo enfatizar esto lo suficiente—una cantidad abrumadora de nuevas cervezas.
Pero tal vez abrumar sea todo el punto. Si el surgimiento del rap de SoundCloud nos enseña algo, es como la cantidad puede sobrepasar a la calidad en un emprendimiento creativo. Los raperos de SoundCloud “tomaron el control de sus propios destinos… teniendo éxito a un ritmo en el que la industria tradicional de la música no pudo seguir el paso,” escribió Alphonse Pierre para Pitchfork. Este cronograma de lanzamientos en modo ráfaga efectivamente se convirtió en la oferta del producto, explica David Turner para Rolling Stone: “Un disco es bueno para las narrativas, pero frecuentemente estos raperos lanzan sencillos en SoundCloud que tienen millones de reproducciones y se venden donde quiera que van.”
Tanto en el hip hop como en la cerveza, eso genera una gran cantidad de ruido del cual es difícil recoger una señal, dice Chris Maestro, propietario del BierWax vinyl and beer bar en Brooklyn. “Estoy en mis cuarentas, así que crecí con el hip-hop de los 90s,” en una era en la que había 10 o 15 lanzamientos anuales de discos de calidad—digo, en total, entre todos los artistas—y era considerado mucho, comenta. Ahora, con el incalculable número de sencillos buenos o no, lanzados en los servicios de streaming cada día, “está inundado, pero muchos de mis amigos consideran que el buen hip hop ya no existe.” El hip hop bien hecho, al igual que la cerveza bien hecha, se puede perder en el todo, agrega, porque la destreza ya no es lo que dicta la demanda—sino la novedad.
Ninguna industria, ni siquiera la musical, ha internalizado y monetizado esta revelación con rapidez. Esa industria incluso tiene un nombre para este plan de producción atropellada:es conocido como “gama dinámica,” la cual, como ha explicado el humorista Hasan Minhaj en un reciente episodio de su show, “Patriot Act,” “es solo una manera elegante de decir vender mierda nueva todos los días.'”
El contexto de la moda demuestra como una máquina impulsada por la novedad y las redes sociales pueden dejar a las consideraciones de la calidad casi obsoletas. Cuando compras en lugares como Zara y H&M, no estás invirtiendo en tu guardarropa en una manera significativa o de largo plazo. Los productos son diseñados para portar momentáneamente los atuendos de celebridades, no para durar años de uso. “Nadie discutirá que la moda rápida es de calidad en absoluto, pero luce lo suficientemente bien para Instagram, y definitivamente ha creado una cultura en la que la gente ve la ropa como algo desechable, y eso es realmente problemático,” me comenta por correo Alec Leach, un escritor sobre moda y fundador del proyecto de conciencia sobre desechos Future Dust.
En este sentido, la calidad de la vestimenta se convierte en algo casi incidental. Como Marc Bain escribió en The Atlantic, “la felicidad en [la moda rápida] proviene de la adquisición de bienes—de la sensación de desear algo.” Las compañías manufacturan en función de esto. Zara compensa la deliberada mala calidad de sus productos simplemente fabricando más productos de mala calidad.
Así que ¿Hacen lo mismo los productores de hypebeer? Probablemente algunos de ellos! la motivación de rédito es positivo para algunas cosas, ninguna de ellas incluye la aplicación de conductas éticas con el mercado sostiene 4-packs a 25$, muchos de los cuales son intercambiados de todos modos. Además, “esas cervezas son compradas y consumidas increíblemente frescas,” así que no tienen que ser diseñadas con estabilidad en mente, señala Zach Mack, propietario de Alphabet City Beer Company en Manhattan.
No obstante, la moda rápida no es la alegoría perfecta para la cerveza de moda. Las Pastry Stouts y Slushy Sours no son la calamidad ambiental que representa la moda rápida; nadie comenta “ISO” (en busca de) o FT (para intercambio) en publicaciones de Instagram de H&M; Zara imprime dinero en una orden de magnitud que haría a J. Wakefield o Tree House parecer como un puesto de limonadas de un niño. Y, principalmente, el modelo global de manipular economías de escala e ignorar los costos ambientales para reducir los costos, es casi diametralmente opuesto al modelo local de vender pequeños lotes de productos únicos a precios premium por parte de estas fábricas de cerveza. La moda rápida ataca a los bienes lujosos de nicho; las hypebeers son el nicho de bienes de lujo.
Como el rap de SoundCloud, la moda rápida opera en el opuesto al principio de escasez: esta blusa, o prenda, no son cosas preciadas. Siempre hay más de donde elegir.
Pero consideremos los sneakers.
Las hypebeer, en contraste, es ciertamente más impulsada por la escasez, o lo que Mack llama la cultura ‘¿Puedo tenerla?’. Entre los lotes de producción limitada y el hecho que virtualmente ninguna de las codiciadas latas saldrán del respectivo taproom de las cervecerías, la demanda en este espacio está innatamente vinculado a la disponibilidad —o a la falta de. Esto se acerca particualrmente al juego de los sneakers (tennis). “Ambos mundos están completamente relacionados,” dice Robyn G. Williams, el fundador de la compañía de eventos de sneakers y cerveza Kicks And Kegs. “Tienes elementos de moda en ambas esferas.”
En 2018, dos académicos alemanes publicaron un documento titulado “Valor Absoluto” analizando la esotérica economía de la cultura de los sneakers. Ellos encontraron que el valor de un sneaker depende de muchos pequeños factores, y unos pocos grandes: como luce, cuán difícil es hacerse de uno, y si el producto es una colaboración. Esto es la “drop culture,” y ha cambiado dramáticamente la manera en la que la gente asigna el valor a los sneakers. La demanda de las mas recientes Yeezy Boosts (o lo que sea) tiene poco que ver con su construcción o desempeño, y mucho que ver con el hecho que no están disponibles automáticamente. Adquirir unos es demostrar tu influencia cultural, estatus económico y nivel de gusto. Gracias a la escasez, el producto se vuelve mucho más que la suma de sus partes.
“Podrías pensar que es el líquido dentro lo que es realmente importante pero realmente no lo es,” afirma Williams, trazando un paralelo en la conversación sobre la escasez hacia la cerveza. “Si la etiqueta no luce atractiva si no es una colaboración con otra cervecería de moda, entonces el éxito del lanzamiento solo llegará hasta cierto punto.” En otras palabras, el valor funcional de la cerveza—su sabor, sensación en boca, lo que sea—es menos importante que su proveniencia, packaging, y especialmente el caché que transmite a la persona que la posee.
“Pienso sobre esta mierda todo el tiempo,” dice Peter Bissell. Me comuniqué con el cofundador de Bissell Brothers Brewing Company de POrtland, Maine , luego de leer un hilo de Twitter que publicó en los últimos días de la década pasada, detallando la relación entre las super populares NEIPAs y el resto del portafolio de la cervecería. Bissell afirma que la demanda (al menos de sus propias cervezas) “comienzan con la calidad, pero luego van hacia algo más … Es una reacción psicológica de poseer algo que la gente desea, y al que otra gente podría no tener acceso. Es un símbolo de estatus.”
Como en el juego de los sneakers, el consumo notorio y la comparación social son el motor que impulsa el mercado de las hypebeer. Y en ambos espacio, las redes sociales son un combustible esencial. “El resultado no es necesariamente una búsqueda de conocimiento o comprensión de una cultura, sino simplemente lo que genera más validación en los ojos de conocidos y extraños,” como un escrito señaló en Highsnobiety. Queda claro: después de todo, un símbolo de estatus sólo puede otorgar estatus cuando otra gente se entera. ¿Y que mejor manera de enterarlos que a través de las redes sociales?
Cuando se trata de crear ese ajetreo de debo-tenerla en una cerveza, Instagram “realmente lo hizo estallar,” dice Bissell, quien trabajó como fotógrafo comercial previo a lanzar las cervecería junto a sus hermanos en 2013. Ya conoces la imagen: la lata de 16oz con la etiqueta de material mate, con fondo difuminado detrás de una vibrantemente opaca cerveza en un vaso personalizado en forma de globo. “Eso es lo que va a desarrollar el FOMO (fear of missing out) miedo a perderse de algo, eso es lo que va a activar los accionadores primales en los cerebros de la gente,” dice Bissell.
“Mostrar que tienes estas cosas en redes sociales—es prueba de tu influencia,” Ben Robinson, fundador y editor en jefe de la publicación sobre calzado Stitchdown y autor de “Beer Hacks: 100 Tips, Tricks, and Projects,” me afirmó. Un gran fan de los sneakers cuando trabajabamos juntos para Thrillist, ha desde entonces cambiado su enfoque hacia los calzados a botas premium de fabricantes de culto como Viberg and Alden. En ese juego, “La calidad es fundamental… si no tienes calidad, no tienes una compañía,” dice Robinson. Pero con los sneakers, “Si puedes alcanzar un bajo nivel de calidad, un bajo nivel de comodidad, lo cual podemos decir es el caso [para la mayoría de compañías de sneakers], se trata puramente de estética y moda.”
El especula que las hypebeers, caen en el medio de ese espectro.
Asumiendo que cierta base de calidad funciona mayormente en la industria del calzado porque solo un puñado de compañías crean consistentemente estos sneakers ansiados. “Ya se que me gusta la vibra y el estilo de los Kyries de Nike,” dice Catherine Harpe, una entusiasta de la cerveza y profesional de gastronomía y bebidas en Charleston, Carolina del Sur, cuyo feed de Instagram está repleto de codiciadas latas de The Answer Brewpub, Great Notion Brewing, y otros pesos pesados de las hypebeers. “Porque ya confío en la marca … Soy más propensa a pre-comprar o tratar de ganar la lotería con un nuevo palette de colores, etc.”
Similarmente, “Asumo sobre el tipo o estilo de cerveza que obtendré de cierta cervecería,” agregas. Sin embargo, esta manera de abordar el tema llega hasta la esfera de la cerveza, porque el juego es fluido y los jugadores son numerosos. “Tienes algunos jugadores fuertes que han mantenido su popularidad durante años,” dice Harpe, pero “algunas pocas cervecerías [emergen] cada año y parecen ser de pronto la cervecería du jour.”
En contraste: no existe marca Jordan du jour;solo hay una marca Jordan.
Si, hay Jordans falsos y sí, alguna gente ha supuestamente falsificado latas de cerveza. Podríamos seguir este paralelismo hasta caer en el hoyo del conejo. Pero ese creo que es el punto. Desde lejos, hay mercados que parecen reflejar el universo de las hypebeers; visto de cerca ninguno de ellos es la perfecta analogía. Así que nos quedamos con la pregunta que formulamos al principio: ¿el énfasis de las hypebeer en la novedad, estética y escasez desvirtúan el más amplio discurso de calidad de la cerveza artesanal?
Hacia el final de nuestra entrevista, presiono a los miembros de Nappy Roots para obtener una respuesta. Considerando que han sobrevivido dos décadas de tumulto en la industria del rap, supuse que al menos tendrían alguna pista valiosa.
“Pienso que pueden coexistir,” se aventura a afirmar Skinny DeVille. Existen salvedades, seguramente. “No puedes afirmar que tu cerveza tiene 8% de alcohol cuando en realidad tiene 2% y salirte con la tuya. Si apestas haciendo rap, podrías salirte con la tuya durante algún tiempo, pero en el largo plazo, tendrás problemas.” Estos mercado pueden no funcionar con la velocidad que desearía, pero funcionan, continúa DeVille.
“El Tiempo y Gravedad son los verdaderos testamentos en estas dos industrias, en lo que he podido experimentar,” dice. “Te toma tiempo hacer la cerveza, deja que toda la mierda le resbale, y permite que la gravedad haga lo suyo.”