Algo se siente inadecuado al contar la historia de Halfway Crooks. El inortodoxo aire de misterio que rodea a la cervecería es parte de su encanto. Puedes realizar preguntas, pero ellos solo proveen unas pocas respuestas. ¿Salieron los dueños de esta cervecería desde unos parlantes y asumieron forma humana? ¿Emergieron de las colinas en una noche sin luna debajo de una gruesa capa de lana? ¿Acaso la cuenta de instagram de la cervecería es administrada por inteligencia artificial? ¿Que es lo que está pasando aquí
Desafortunadamente, la evidencia señala que son solo hombres. Hombres que, durante mucho tiempo deseaban hacer algo ilegal. Algo imposible. Pero imposible en un estado transitorio. Justo como las leyes de la física son socavadas por los antojos de la mente, también las leyes del hombre por voluntad de las personas.
Así es como es. Cosas que no eran posible, de pronto lo son. Cosas que no pueden ser, de pronto son. Y es así como nació Halfway Crooks.
“Para aquel momento, las cervecerías aca no podían vender de manera directa al consumidor, así que nuestras ideas eran una especie de quimera,” admite Shawn Bainbridge. “Pero comenzamos a darle forma, solo hablando de lo que sentíamos que era necesario para una buena cervecería, sobre lo que sentíamos que faltaba en la escena de la cerveza de Atlanta.”
Parte de lo que faltaba era la experiencia de una cervecería pequeña. En 2015, no existía tal cosa. Aún eran tiempos extraños en Georgia. Las cervecerías con local propio eran ilegales. Las fábricas no podían vender cerveza a los consumidores. Había algunas alternativas, claro, como cobrar el equivalente a dos cervezas por un tour en la cervecería y servir alguna “cerveza gratis” en vasos de pinta que el cliente podía llevar a su casa como souvenir. Pero eso es realmente tan estúpido como suena.
Todo el escenario reprimía una cadena de ganancias donde las utilidades debieron haberse maximizado, lo que significaba que la huella de distribución de una cervecería debía ser lo suficientemente grande como para compensar esas pérdidas. Como resultado, elevó la barrera de entrada y desalentó a pequeñas cervecerías de ir en lpinea. Donde en Estados como California, Colorado, Oregon, Carolina del Norte, y muchos otros tenían pequeños fabricantes, Georgia no los tenía.
Pero una cervecería pequeña era exactamente con lo que Bainbridge soñaba, junto a su amigo Joran Van Ginderachter.
Ambos se conocieron en el Brick Store Pub e hicieron rápida amistad, vinculandose a través de las cervezas belgas y de compartir atención por los detalles. En unos pocos meses, Van Ginderachter se había mudado con Bainbridge. “Tenía esta casa de 4 habitaciones en Inman Park que era realmente costosa,” admite Bainbridge, “y necesitaba continuar encontrando compañeros de departamento para poder seguir viviendo allí. Pero el sótano era realmente gigante, y tenía un equipo de homebrewing bastante serio.”
Durante el día ambos asistían a sus trabajos. Bainbridge era un ingeniero en el Georgia Tech Research Institute. Van Ginderachter era un cervecero en Three Taverns Brewery de Decatur, el lugar que lo trajo a los EE.UU luego de su pasantía por Brouwerij 't Verzet, la cervecería que co-fundó en su país natal Bélgica, y de la cual aún es co-propietario. (Van Ginderachter es también, incidentalmente, sobrino del antiguo maestro cervecero de New Belgium, Peter Bouckaert.) De noche, se dirigían al sótano. “Cocinabamos algunas cervezas juntos,” comenta de manera sarcástica Van Ginderachter.
Cabe destacar aquí que este par de maleantes (crooks) cargan cierta vibra de Wayne’s World a su alrededor. Van Ginderachter es Garth (seriamente reservado y muy inteligente, pero más belga, y de cabello más corto) y Bainbridge es Wayne (más extrovertido y escandaloso,pero más un hacker, y también con cabello más corto). Es fácil de imaginar, si tuviesen un Davenport en ese sótano junto a su kit de homebrew, y dirigiendo un bobalicón y divertido talk show de viernes por la noche, haciendo señalamientos sobre pH en lugar de fiestas excitándose con imágenes de Saison Dupont en lugar de Claudia Schiffer.
Pero en lugar de todo eso, en el mundo actual en el que vivimos, era fabricar y probar, y ajustar y planear. Y los planes alcanzaron consecución realmente rápido.
Esos planes se enfocaron en cervezas Lager y estilos belgas—específicamente Pilsners y ales de fermentación mixta. Cervezas tradicionales simples, limpias, fabricadas a un planck de distancia de la perfección. (Un planck es la distancia más pequeña posible para algo en el universo. El equivalente matemático sería 1.616*10-33 centímetros. Imagina un decimal seguido por 34 ceros y luego un uno.)
Ah, pero existían dos problemas. El primero es que deseaban que la cervecería fuese pequeña, con poca o ninguna distribución, pero la venta directa no era una opción. La segunda es que querían tener éxito con la cervecería, pero ninguno de los dos tenía mucha experiencia en cuanto a abrir un negocio en Estados Unidos, ni la alfombra roja necesaria.
Entra Tim Kilic, quien era el director de operaciones en Three Taverns en aquel momento. Kilic es el tipo de persona cuyo acento lánguido y lento sureño se ajusta a su buena disposición. Está hecho enteramente de expresiones sureñas todas derretidas, mezcladas y servidas en un molde de gelatina con forma humana. Pero una genuina sinceridad subyace bajo su tono serio.
Previo a su rol en Three Taverns, Kilic estuvo en el rubro de la medicina durante 34 años, primero como doctor en sala de emergencias, luego como anestesiólogo. Durante ese tiempo, manejaba las finanzas en su práctica y desarrolló una profunda perspicacia para los negocios y una tenaz ética de trabajo. Una pasión por el homebrewing lo llevó a convertirse en el inversor principal en Three Taverns.
“Aún practicaba medicina,” explica. “Luego me retiré, y dos días después me encontraba al frente de toda la operativa.”
Estuvo ahí desde el inicio y ayudó a Three Taverns a navegar el mar de complejidades que significa iniciar un negocio y hacerlo despegar. Van Ginderachter eventualmente presentaría a Kilic con Bainbridge, quien terminó construyendo un sistema piloto para Three Taverns.
Kilic de desvinculó de Three Taverns luego de dos años (aún es un inversor), justo en el mismo momento en el que un serio esfuerzo por cambiar la anticuada legislación sobre cerveza en Georgia comenzara. Luego de idas y venidas, El documento 85 del Senado fue convertido en ley a finales de 2017, permitiendo la venta limitada de bebidas a base de malta y destilados directo al consumidor. Fue entonces cuando los crooks se acercaron a Kilic con su plan de negocios.
“Joran habíamos estado hablando seriamente sobre hacer algo juntos,” Bainbridge explica. “Y luego cuando cambiaron las leyes, los márgenes de utilidad tuvieron sentido. Pero conocer a Tim fue lo que me hizo darme cuenta que las cosas podían hacerse realidad. Recibimos de su parte una demencial cantidad de asesoramiento.”
Kilic se adentró junto a ellos en el concepto. Creía en su filosofía sobre la cerveza, su punto de vista sobre Atlanta, y como ambas se relacionaban. Mostró un interés y apoyo genuinos. “Y luego una cosa condujo a otra,” se ríe Kilic, “y dijeron, ‘Hey, ¿quieres unirte a nosotros?’ Así que les dije, ‘Mi esposa me pedirá divorcio, pero claro.’”
Y con eso, Kilic se convirtió en el tercer crook, prestando su perspectiva, experiencia, y fe—así como también una buena cantidad de respaldo financiero—justo como su visión se convirtió en una posibilidad legal.
El barrio Summerhill de Atlanta es un lugar especial. Alojado en la esquina sureste de la I-20 y el intercambio 75/85, se sienta al sur del Downtown. En la década de los 60, era el hogar del Atlanta-Fulton County Stadium, donde Hank Aaron sobrepasó a Babe Ruth para convertirse en el líder de homeruns de por vida. (Diablos—y no puedo hacer más hincapié en esto—Barry Bonds.) Tal vez de manera más afamada, Summerhill fue la casa del Centennial Olympic Stadium, el lugar de apertura y clausura del ala olimpiadas de 1996, así como el lugar para los eventos de pista y campo.
“Era un gran centro cultural en aquel tiempo,” Bainbridge explica. “Pero desde que pasaron las olimpiadas hubo un montón de promesas incumplidas para el barrio. Cuando estuvimos en búsqueda de locaciones y vimos estos edificios de nuevo, lo vimos con una luz completamente distinta.”
Como cosa del destino, un día luego de que los Crooks pasaran por ahí, Bainbridge recibió una llamada telefónica del grupo que estaba re-desarrollando el área. Querían a una cervecería como el ancla de este desarrollo. “Fue una especie de serendipia, supongo,” entre risas. “Habíamos visto estos edificios el día anterior. Este espacio que ocupamos ahora de alguna manera nos habló. Así que firmamos un contrato en Diciembre de 2017.”
Ese terminó siendo uno de los únicos momentos de serendipia durante la construcción entera. Retrasos, reveses, y desastres plagaron a los crooks en su camino a la apertura. para ser totalmente honesto, fue una total tormenta de mierda. La construcción comenzó a principios de Noviembre de 2018. El objetivo era haber completado para Febrero o Marzo de 2019. No terminaron de abrir hasta Julio de 2019.
El primer inconveniente fue la madre naturaleza. El invierno de 2018 fue uno muy húmedo en Atlanta. Increíblemente húmedo. Históricamente húmedo. Casi de proporciones bíblicas según describe el arquitecto de Crooks, Holden Spath de Square Feet Studio.
“En cierto punto, el edificio goteaba desde cada lugar: pisos, paredes, techo.” un tono de terror aún permanece en la voz de Spaht. “Fue un fin de semana de tres días en el que llovió increíblemente. Y cuando pudieron volver al lugar, toda la plomería que habían hecho durante la semana estaba flotando. Si, caños sucios y rojos flotando.”
Eso fue solo el comienzo. Un problema más serio de proporciones catastróficas apareció, (o más bien no) en la forma de equipo de cocción.
Los crooks había contratado la fabricación de su brewhouse, fermentadores, brite tanks, y tanques de maduración con Diversified Metal Engineering. DME cayó en bancarrota en Diciembre de 2018 y cayó en suspensión de pagos. Eso significaba que los equipos de los crooks estaban en un limbo. Estaba todo construido y pagado y listo para ser despachado, pero eran incapaces de ser entregados porque ya no había empleados en DME.
El insulto agregado: el equipo había sido programado para entrega en Noviembre, previo a la declaración de bancarrota, pero tuvo que ser retrasado por la antes mencionada inundación.
Mientras sucedía todo esto, una compañia de cargo contactó a Crooks para hacerles saber que ellos estaban en posesión de algunos de sus equipos. Pero en función de ser entregados, ellos tendrían que cubrir los costos de entrega. Por supuesto, esos costos estaban incluídos en el contrato con DME, y pagados en su totalidad, pero DME nunca pagó al despachante. Así que los crooks pagaron doble flete.
La semana siguiente, los acreedores de DME dijeron que en función de conservar completa su orden, ellos debían pagar por el equipo de nuevo. “Era imposible para nosotros,” se lamenta Bainbridge. “Ya habíamos pagado por todo.”
“Estabamos siendo rehenes,” agrega Van Ginderachter.
“Básicamente trataron de extorsionarnos,” concluye Bainbridge. “Así que tuvimos que contratar a un abogado canadiense, y DME eventualmente cayó en razón y el asunto fue resuelto.”
Otro inconveniente incluía la zonificación. Aunque las nuevas leyes de Georgia permitían a las cervecerías vender de manera directa a los consumidores, muchas otras leyes que ayudarían a hacer realidad esta modalidad debían actualizarse. Debido a que las cervecerías previamente debían fabricar grandes cantidades de cerveza para crear márgenes de utilidad suficientes, necesitaban de grandes espacios y eran zonificadas industriales. El espacio de los Crooks era pequeño, y de uso mixto. Técnicamente no podían ocuparlo. Así que debieron esperar actualizar una ley que les permitiera ocupar el lugar.
“¿Que más sucedió?” se pregunta Bainbridge, rebobinando todos los meses de frustración, ansiedad e incertidumbre en su cabeza. “Oh, si. Nuestro contratista original también cayó en bancarrota. Así que tuvimos dos compañías cerradas, y tuvimos que cambiar la legislación sobre cerveza, y rezonificar. E inmigraciones! Joran tenía que obtener su green card para poder trabajar.”
El truco era que Van Ginderachter tenía que hacer un puente entre su visa de trabajo y su green card, pero había abandonado Three Taverns poco después de que Kilic saliera. Necesitaba otro trabajo que estuviese dispuesto a hacerse cargo de su visa para mantenerlo en el país, pero que también le dejase libre una cantidad considerable de tiempo para la planificación de la cervecería.
Entra Monday Night Brewing.
“[Ellos] se hicieron cargo de la visa de Joran una vez que dejó Three Taverns,” Bainbridge explica. “Le permitieron trabajar allí por cerca de un año y medio mientras todo este proyecto avanzaba.”
Después de todo eso, los Crooks finalmente llegaron a Febrero, momento en el pensaban que abrirían originalmente. Pero no se encontraban ni cerca. Así que Bainbridge y Van Ginderachter renunciaron a sus trabajos, sacaron a Kilic de la burocracia, y se dedicaron por completo a la cervecería. Era el momento de llevar esa quimera a la línea final de la realidad.
Lo más notable del espacio de Halfway Crooks es el banco de TVs de tubos de rayos catódicos. Hay 12 de ellos—tres de ancho por cuatro de largo—y básicamente te golpean en la cara cuando entras. Luego está el piso. Los azulejos, específicamente. Es hipnotizante. Hermosos al punto que parecería que no debieras pisarlas, pero luego te das cuenta que lo has hecho y te preocupas de haberlos arruinado.
Los diamantes amarillo canario, verde claro, y verde bosque se juntan para formar pequeños cubos bajo tus pies. El efecto que crean es el de saltar bloque a bloque en sentido ascendente o descendente, dependiendo de la dirección en la que gires. Así que si, esos primeros pasos son desorientadores.
También está el hecho que no luce como una cervecería. Tampoco no luce como una, de alguna manera. Se siente como el espacio personal de alguien—la casa de alguien con cerveza y frecuentemente rap a todo volumen. Has sido invitado para un poco de ambas.
“El espacio es una extensión de nosotros. Es lo que somos,” explica Bainbridge.
“Queríamos hacerlo un lugar cálido y acogedor,” agrega Van Ginderachter.
“Muchas veces vas a un lugar y se siente como un Chili's o algo parecido,” Bainbridge continúa. “Es esta cosa curada para el consumismo. Queríamos que la gente viniera acá y se sintiese como en un lugar real.”
Así que sucedió, Halfway Crooks finalmente se convirtió en realidad el 6 de Julio. Durante mucho tiempo, la cervecería fue una idea que vivía en las cabezas de dos hombres: un ingeniero eléctrico y el hijo de un pastor. En el camino, sumaron a un tercero: un doctor retirado. Luego, de pronto era un lugar para todos. El barrio de Summerhill. La ciudad de Atlanta. El Estado de Georgia. Era algo único que podían proclamar—en concepto, en propuesta, y en ejecución.
Pasando los azulejos y los TVs CRT te conduce al taproom, donde el espacio se abre y la vibra se hace más evidente. A la derecha, mesas y áreas para sentarse con sillas dispares bajo la pared de yeso original. Dos parlantes gigantescos “Voice of the Theatre” cuelgan en cada esquina, como una oda a la época dorada del audio.
A la izquierda, una brillante y cálida barra de cuarzo, con banquetes clásicos de pintura oscura. Detrás de la barra, 16 canillas Micromatic sin nombres empotradas en azulejos reflectivos, flanqueadas por cristalería con pies colgando boca abajo como murciélagos de cristal. (Hay diez canillas adicionales en el patio de la terraza, que ofrece una encantadora vista de ATL y un techo ajustable en caso de lluvia.) En cada extremo del bar, un menú digital codificado en ASCII muestra las cervezas disponibles. Pasando por encima de todo está el cuarto de barricas, con madera curtidas de moho en el exterior, e iluminación roja en el interior.
Hay elementos notables en todos lados. Pancartas con frases extrañas. Plantas. Almohadones. Vasijas. Los estantes que enmarcan la ventana de la cocina están llenos de de chucherías y hay una placa permanente que lee: “MAYONESA DISPONIBLE A PETICIÓN.”
“Todo acá tiene una historia,” asegura Van Ginderachter. “Si caminas por acá y preguntas, ‘¿Que es esto?’ o ‘¿Por qué tienes eso?’ todo tiene un significado.”
“El espacio se dibuja a partir de sus personalidades y sus biografías. Y es eso lo que esperábamos hacer aparente,” agrega Spaht. “Terminamos creando una especie de cualidad ad hoc y desgastada con los patrones contrastantes y paletas de colores y objetos en este espacio, que realmente provino del concepto de café belga antiguo de Joran. Y los superpusieron sobre una capa que es más ligera y efímera de Shawn, con la pared de TVs y TV y el código informático con desperfectos.”
La encantadora extrañeza se extiende al concepto de marca y mercaderías también. “Queríamos que se sintiera un poco como un abuelo europeo en un laboratorio informático, vagando por ahí,” explica Alvin Diec, socio en la agencia de diseño, Office of Brothers, Inc. Brothers diseña toda la mercadería y menús de Halfway Crooks, y ha brindado asesoría en otros aspectos de diseño que la cervecería ha realizado hasta ahora.
Mucha de la mercancía tiene un aspecto divertido, como la remera que muestra espuma cayendo del vaso para formar una oveja más abajo, o el popular gorro LAGER LAGER LAGER LAGER que se ha vendido por completo dos veces. “no se si extravagancia es algo que puedes ver a menudo en el rubro, pero es algo que definitivamente encaja bien con Shawn y Joran,” continúa Diec. “No se toman a sí muy en serio, pero la calidad de la cerveza habla por si misma.”
Mientras tanto, muchas de las cervezas de Crooks son accesibles y tomables, pero al mismo tiempo, contienen un nivel increíble de matices y complejidad. Las Pilsners y cervezas de mesa tienen una cualidad mineral que es apenas perceptible al principio, pero que crece con cada sorbo, mientras que cada pinta subsecuente hacen más prominente el carácter de los lúpulos añejos. Las Pale Ales, tanto la belga como la americana, se sientes familiares y nuevas al mismo tiempo, más frescas y concisas de lo esperado, pero de alguna manera más expresivas, también.
“Vas a una cervecería y hay como ocho IPAs de 7% con mango o café o algo,” desdeña Bainbridge. “Es como que tiran un montón de porquería a la cerveza. Nosotros realmente estamos tratando de hacer cerveza hermosa, simple y elegante.”
“Todas nuestras cervezas están llenas de sabor,” agrega Van Ginderachter, “pero no usamos una tonelada de lúpulo. El objetivo de cada cerveza es el balance, la tomabilidad y el carácter refrescante. Puedes tomar un par. Y pienso que es algo que se ha olvidado, que apun puedes hacer cerveza realmente buena de esa manera.”
Pero que ambos estén en la misma página desde el punto de vista conceptual, no significa siempre que están de acuerdo en la forma final. Volviendo a los que los juntó en principio, estos sujetos están muy orientados al detalle, y frecuentemente discrepan en sutilezas en cuanto a sus cervezas. “Joran aporta un punto de vista más artístico,” explica Bainbridge, “opuesto a mi visión de ingeniero. Pero somos capaces de discutir cada detalle de nuestras cervezas. Pienso que podemos aprender mucho de cada uno a través de ese proceso. Es definitivamente difícil en algunas ocasiones. Es como si estuviésemos casados.”
“Ambos tienen grandes ideas,” bromea Kilic, “pero cuando discrepan, yo soy el árbitro. Es difícil, difícil. Son como mis hijos.”
Para convertir esa quimera en realidad, los Crooks encontraron más obstáculos que Allen Johnson en su camino al oro olímpico en 1996. Pero, como Johnson, triunfaron al final. O al menos parecen estar triunfando hasta ahora. Viéndolo de esa manera, es difícil sentirse molestos con la travesía. Después de todo, la existencia de la cervecería siquiera era posible hace unos años atrás.
Ahora abiertos y en pleno funcionamiento, ajustando sus recetas, madurando cerveza, y desarrollando una base de clientes, Halfway Crooks se posiciona como un interesante caso de estudio para el Estado de Georgia. Si esta cervecería tiene éxito, podría marcar un punto de inflexión en la forma como la cerveza es fabricada en el Estado de los Duraznos. Ya no relegada a grandes espacios industriales dedicados a fabricas cajas de IPA para distribución, este humilde, inusual negocio en Summerhill podría liderar a un grupo de productores aventureros a cuestionar por lo que es conocida la escena cervecera de cada región. ¿Y si fracasa? Bueno, tal vez Georgia no estaba preparada.
Por ahora, estos Crooks sueñan con metas a largo plazo. La idea idealizada es una cervecería rural en algún lugar del país—un lugar bucólico donde puedan cultivar las frutas que agregarían a sus cervezas.
“Joran ya comenzó a ver imágenes de lugares,” bromea Kilic, “Y yo digo, ‘No podemos! No tenemos el dinero aún.’”
¿Pero no es así como funciona siempre? Cosas imposibles, eventualmente, un día se convierten en posibles. Cosas irrealizables, eventualmente, son realizables. Eso, si todo marcha bien. Pero en función de todo marchar bien, alguien debe tener un sueño. Imposible es un estado transitorio, después de todo.