Good Beer Hunting

Stouts Peligrosas y Dad Metal — Una Tarde Con El Baterista de Mastodon, Brann Dailor

En algún lugar de una isla barrera cerca de near Clearwater, Florida, existe una casa. Los datos específicos sobre la casa no son de importancia, así que enfoquémonos en la ubicación geográfica. Está en la playa, por supuesto, lo cual es agradable. Y se encuentra cerca de la mayoría de lugares cerveceros de interés en la Florida—7venth Sun en Dunedin, Cigar City en Tampa, Green Bench en St. Pete, etcétera.

Oh, y el propietario. Él es importante. La casa pertenece a Brann Dailor, el originario de Atlanta, de 44 años que ha tocado en un sin fin de bandas en las últimas décadas. Como a muchas personas, le tomó algún tiempo encontrar un trabajo confiable y que disfrutara. Ese trabajo era encargarse de la percusión de la abrumadora excelente y ganadora de premio Grammy, Mastodon—Una de las más notables bandas de Metal del planeta tierra. Ha reportado estar trabajando para ellos desde el año 2000.

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Coincide con el año en el que Dailor se mudó a la capital de Georgia desde Massachusetts. Antes de eso, vivió en Rochester, Nueva York, junto a un amigo llamado Bill Kelliher (adorablemente, Kelliher vive apenas a unas cuadras de Dailor). Ellos formaron Mastodon junto a un par de caballeros llamados Troy Sanders y Brent Hinds, y luego comenzaron a hacer el tipo de cosas que hacen las bandas—tocar en vivo, lanzar música, y así. La excelencia abrumadora de la que hablo no llegaría en los primeros años, y el Grammy muchos años después de eso, pero fue un comienzo sólido. No se le ocurrió en aquel momento que sería luego capaz de comprar una casa en la playa con el dinero proveniente de su heavy metal, pero es lo que pasa por la cabeza de Dailor en esta tarde fría de marzo en Atlanta.

“Desearía estar ahí en este momento,” dice.

No está siendo descortés. Es solo que, estando acá en su cocina charlando sobre perros, cervezas y arte, El festival anual de Cigar City, Stoutstravaganza, Hunahpu’s Day, está a punto de comenzar. Por el lado positivo, bajar un cambio en  lo que ha sido ya un fin de semana salvaje para tu narrador, abrimos una Hazy IPA llamada Rowdy and Proud. La noche anterior, a algunas millas de distancia en Decatur, Three Taverns Brewery lanzó una cerveza en honor a Atlanta United, el equipo de la Major League Soccer que ha redefinido lo que significa ser un hincha deportivo en ATL. Es una cerveza agradable, de esas que te ayudan a olvidarte de tu resaca y ayuda Dailor a olvidar la playa.

Para un entusiasta particular de la cerveza, es una sorpresa placentera estar sentado en The Porter Beer Bar o explorar la beer cave en Green’s Beverages o visitar cualquier locación cervecera en el este de Atlanta—Brick Store Pub, Argosy, Midway Pub, la lista sigue—y de pronto avistar al famoso baterista de una banda de “dad metal” autoproclamada, justo a tu lado.

“Tengo una fama marginal, supongo,” comenta. “No es que haya una horda de paparazzi siguiéndote a donde vas. Algunas personas se acercan y te piden una foto, pero la gente es realmente genial.”

Además, dice Dailor, la gente que dirige los mejores lugares de cerveza en ATL “saben que [los miembros de Mastodon] viven en la ciudad, y no es que no nos hayan visto antes.” Molly Gunn, quien es co-propietaria en The Porter en Little Five Points—que se encuentra a una distancia razonable a pie de la casa de Dailor en Edgewood—durante más de 10 años, es una de esas personas.

“Brann nos visita bastante seguido,” dice. “Siempre está relajado y le gusta pedir recomendaciones sobre cervezas tiradas. Es el rock star con mejor conducta con el que nos hemos encontrado. A diferencia de otros músicos locales, los cuales permanecerán en anonimato, nunca hemos tenido que echarlo de The Porter."

Pero ¿al final de la mayoría de los días? Francamente, como muchos de los entusiastas de la cerveza, Dailor prefiere disfrutar de una buena fría en su casa.

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“¿De donde sacaste esa cosa tan impresionante?” Pregunto, haciendo un ademán que señala una obra de arte del tamaño de un muro, mostrando a un hombre—”EL REY DE LAS ESPADAS”—tragando un número de espadas afiladas.

“Mi esposa lo compró antes de yo conocerla. Lo obtuvo de un tatuador de la ciudad con una gran adicción por las drogas y se lo vendió a cambio de...dinero...para drogas,” Dailor responde con una sonrisa semi-cómoda. “Es un Snap Wyatt original de Florida. Si lo ves por la parte trasera, tiene cinta por todos lados y parece que se fuese a caer a pedazos. De alguna manera parece que diseñamos la casa en torno a él.”

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Su casa no playera es algo para admirar. Desde afuera, es alta, de un azul oscuro y bastante modesta—encajaría dentro de otras construcciones modernas y de buen gusto en el este de ATL. Hay mucho patio para su Dálmata, Thriller, una buena cerca, y llena de arbustos. Pero en su interior, es algo distinto por completo: con partes iguales de clase y cursilería. Hay knick-knacks por doquier, una pared entera llena de pinturas sobre terciopelo hacia la escalera, y una habitación entera dedicada a payasos. Pero más de eso en un minuto.

Antes de asentarse en el Peach State, Dailor pasó sus años formativos en Rochester. Esto significa, por supuesto, que es un gran fan de Genesee. (De hecho, su usuario en Instagram es @creamale.) Pero apartando la nostalgia de la cerveza de su ciudad en su juventud, Dailor estima que no probó casi ninguna cerveza que no fuese una Lager macro hasta principios de los 2000s. Y la inspiración para salir de esa zona llegó de manos de otro baterista de muchas bandas, Dave Witte. 

“Tenía 16 años cuando lo conocí,” recuerda Dailor. “Había llegado de Nueva Jersey, se quedaba en mi casa y tocaba en mi sótano. Tocamos en las Cataratas del Niágara al día siguiente. Hemos sido buenos amigos desde entonces.”

“Tenía esta gran afición por las Stouts,” continúa. “Cada vez que tocaba con él, llegaba con una conservadora llena de diferentes Stouts. Tenía esos vasos, los repartía y comenzaba a servirlas.”

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La obsesión de Dailor por las Stout echó raíces en aquel momento, y ha continuado hasta hoy, casi 30 años después. “Hay posibilidades infinitas con las Stouts,” dice. “Esas cervezas pesadas y alcohólicas que han sido añejadas en barrica—son grandiosas!”

Mientras que Dailor considera las IPA como su estilo infalible el día de hoy, las Stouts aún representan la mayoría en su improvisado closet-barra-bodega de cervezas en el sótano. Son las que le gusta brindar a sus confundidos amigos cuando terminan una noche en su casa a las 3 a.m. Y son las que parece más dispuesto a discutir cuando habla de sus preferencias en cuanto a cerveza. Recordarás que estaba un poco afligido por no poder asistir a Hunahpu’s.

“No tengo muchos amigos cerveceros,” dice Dailor. “Los amigos cerveceros que tengo tienen mucho más conocimientos que yo. Mi vecino es propietario de [un excelente bar en el este de Atlanta] the Midway. Siempre tuvo un sótano lleno de cervezas extraordinarias. Las llamamos ‘cervezas de la cerca.’ Por la cerca que separa nuestras casas, y nos decimos uno al otro: ‘Nos vemos en el fondo.’ Y trae alguna Cantillon o lo que sea.”

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Del mismo modo que se entusiasma por las posibilidades que ofrecen estas pesadas cervezas oscuras o las sorpresas provenientes de sótano de su vecino, frecuentemente se encuentra atraído por lo extraño o desconocido. Una marca que continuamente lo hace extrañarse es Mikkeller. 

“Las busco por las cosas extrañas que hacen,” comenta Dailor. “Es casi como un álbum de Primus. No sabes que esperar, pero sabes que va a ser tan extraño como bueno. Al menos están tratando de ser diferentes. Están explorando.”

Para el placer de Dailor, su banda ha colaborado con Mikkeller en varias cervezas—una Farmhouse IPA aquí, una Czech Pilsner allá, una Imperial Stout añejada en barrica de bourbon por allá. De hecho, Mastodon ha fabricado cervezas con cervecerías alrededor de todo el mundo. Mahrs Bräu en Alemania. 3 Floyds en Indiana. Signature Brew en Londres. Pero siguen volviendo a Mikkeller. Resulta que, la atracción es mutua.

“Brann viene de un mundo distinto a la mayoría de los colaboradores de Mikkeller, pero siempre contribuye con gran conocimiento y curiosidad sobre la cerveza,” dice a GBH el fundador de Mikkeller, Mikkel Borg Bjergsø. “Ha sido un gran honor trabajar junto a un rock star tan humilde y apasionado”

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Mientras subimos a la habitación de los payasos, caminamos junto a una docena de pinturas sobre terciopelo. Está Elvis, por supuesto—un clásico. Bruce Lee, si, tiene sentido. Hay un…¿JonBenét Ramsey? Y hay otro que solo podría describirse como “E.T. sexy” es una colección de arte como nunca había visto.

Dailor got comenzó a mostrar fascinación por estas obras aterciopeladas con apenas 8 años de edad. Tomando una clase de karate en casa de un vecino, se vió cara a cara con algunos caballetes de pintura. La persona que enseñaría artes marciales a Dailor aparentemente también era artista. ¿Su especialidad? Los desnudos. Los caballetes a menudo mostraban personas desnudas. Las paredes estaban cubiertas también. Estaba tan confundido, como interesado y enganchado, todo al mismo tiempo.

Al principio de sus 20s, recibió un tigre que ahora cuelga en su escalera. Luego puso un par de piezas juntas en una habitación. Luego su esposa le regaló un unicornio de terciopelo por su aniversario. En ese punto, y ase había convertido en algo. Y cuando ese algo es terciopelo y se siente bien, ¿Quien es nadie para detenerlo?

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Es hora de abordar el tema de los payasos.

Mientras no es del todo preciso decir que Joseph Grimaldi fue el primer payaso, fueron sus shows en la Inglaterra del siglo 18—todo desde el diseño de maquillaje a su estilo energético hasta sus referencias a bufones y arlequines de siglos anteriores—que estableció, popularizó, e influenció en general “el payaso” de hoy. Es poco probable que Grimaldi imaginara en aquel tiempo, que subsecuentes generaciones de personajes influenciados por su innovador trabajo, serían exhibidos en la casa de un marginalmente famoso baterista de dad metal a unas 4.000 millas de distancia.

Para este fin, tengo una simple pregunta: ¿Por qué hay tantos payasos en este habitación?

“No lo sé. Cuando llegamos aquí, había dos camas, y dije, ‘Deberíamos tener una habitación de payasos,’” recuerda Dailor. “Y desde entonces fue algo que se desarrolló.”

No es una idea normal, por su puesto, pero permítanle explicarse. Como verán, su cuñada hizo las cortinas. Su amigo hizo el candelabro. Realmente comienza a tener sentido cuando juntas todo. Y es verdaderamente perturbador.

“Nunca les tuve miedo,” dice Dailor. “Realmente me gusta la estética del payaso. Me gusta el juego de colores. Se ven demenciales. Es loco. Así que una habitación completa es estridente—pero de una manera positiva para mí.”

Incluso tiene más ítems de payasos que están por incorporarse a la habitación, también. Ve por todo o vete a casa, supongo. Excepto, en el caso de Dailor, parece estar haciendo ambas.

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“Y acá tenemos el mayor payaso de todos,” comenta Dailor, haciendo gestos hacia una ridícula pintura del Presidente de los Estados Unidos. La frase es una broma, por supuesto, dichas por una persona que se siente de determinada manera respecto de ese hombre, hacia un par de personas que se sienten de la misma manera respecto de ese hombre. Y aún así, nadie se ríe. De verdad, apreciamos el humor, pero tal vez estamos cansados. O tal vez tenemos miedo. No de los payasos esta vez, sino del país en el que vivimos.

De vuelta a la cocina abajo, Le pregunto a Dailor si se ve involucrado en el negocio de la cerveza en el futuro. Después de todo, ha conquistado la escena del metal tanto como alguien podría hacerlo. Una vez que has hecho tour alrededor del mundo, ganado algunos premios, vendido un montón de discos, realmente triunfado como músico profesional, una hazaña que un porcentaje muy pequeño de personas pueden soñar conseguir, es momento para un nuevo reto, ¿no? ¿Y que si persiguiera una pasión diferente? ¿Sería eso interesante?

Se nota entusiasmado respecto a la pregunta. Le gustaría dirigir un lugar que sirviera buenas cervezas algún día, dice, pero no es algo que haya considerado seriamente. OK, pero: ¿Que ocurriría?

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“Sería increíble abrir un WarPigs en Atlanta,” dice. “Algún tipo de colaboración como esa. He pensado al respecto. La reacción de mi esposa es, ‘¡Deberías hacerlo!’ Pero usualmente estoy pensando en ritmos de batería.

Textos, Austin L. Ray
Fotos, Kyle Kastranec
Language

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