Es un viaje de 19 minutos en auto desde Chico hasta Paradise, California. El camino está punteado con nuevos carteles, señales y posters hechos a mano, la mayoría haciendo referencia al desastre de Noviembre pasado. Hay un abogado local publicitando sus servicios a aquellos que perdieron sus casas; contratos privados de remoción de escombros; una serie de banners portando variaciones de “unidades de primera intervención, porque superhéroe no es un título laboral.”
A mano derecha a poca distancia hacia el sur, hay estacionamientos improvisados para motorhomes, delimitados por postes plásticos naranja y cintas de advertencia. En ruta hacia el este, comienzas a pasar árboles quemados y chasis de autos calcinados marcados con una X en pintura spray blanca. Y luego, al entrar al pueblo: 85 cruces blancas pequeñas, dispuestas de manera ordenada en un jardín verde.
Cada una de esas cruces representa la pérdida de una vida en el incendio, que arrasó el condado Butte comenzando el 8 de Noviembre de 2018. Destruyó casi 19.000 estructuras en un área de 62.000 hectáreas, tomó más de 1.000 bomberos y 17 días contener. Fue tanto el incendio más destructivo y que provocó más muertes en la historia de California.
A menos de una semana de comenzar el fuego, Sierra Nevada Brewing Company anunció el Resilience Butte County Proud: una recolecta de fondos para apoyar a la comunidad de California del Norte, que proliferaría en una escala sin precedentes.
“Vi el fuego justo cuando comenzó,” dice Ken Grossman, fundador de Sierra Nevada. Grossman conducía a su trabajo a las 6:30 a.m. cuando notó que algo se quemaba. “A lo lejos en la distancia, ví un hilo de humo. Un simple penacho de humo.”
Kory Honea, que funge como sheriff forense en el condado de Butte, recibió el comunicado cerca de las 7 a.m. que el fuego había iniciado en Pulga, cerca de 16 kilómetros al noreste de Paradise. Los Bomberos de California habían sido notificados unos 20 minutos antes, pero las unidades de respuesta inmediata se dieron cuenta que necesitaban asistencia con las evacuaciones, en base a lo veloz con que el fuego se estaba esparciendo.
“Pensé para mi, ‘No puedo creer que sea noviembre y estemos lidiando con fuegos forestales,’” Honea comenta. “En el curso de la mañana comencé a recibir reportes, ‘Se está moviendo rápidamente. Están solicitando una evacuación en Paradise.’”
Hacia las 9:30 a.m., Grossman recuerda, el incendio estaba siendo transmitido en las noticias “el cielo estaba comenzando a oscurecerse.” Los equipos de bomberos y Honea, estaban aún tratando de entender la magnitud del evento.
“En el furor de esta batalla, estas luchando, librando una guerra contra este fuego que está consumiendo todo muy rápidamente,” Honea explica. “En algún punto se estimó que se estaba moviendo a una velocidad del largo de un campo de fútbol cada 3 segundos, y te ves en el medio de eso. Pero entre todo, te encuentras con esta niebla de guerra tratando de explicarte que está sucediendo.”
Honea había tenido que lidiar con el Incidente de la descarga de la presa de Oroville—otro desastre natural del condado de Butte—apenas dos años atrás, y asumió que la probabilidad de enfrentarse a un evento de tal severidad de nuevo era poca.
Para aquella noche, Honea y las unidades de primera respuesta del condado habían seguido la trayectoria del fuego. Comenzó en Pulga, voló a través de Concow y luego hasta Paradise.
“Ahora estamos hablando sobre la potencia posibilidad de evacuar Chico—este fuego se propaga en toda dirección,’” recuerda pensar en aquel momento. “Había este real sentido de, ‘¿Cuando va a parar esto? ¿Se va a incendiar cada condado de mi comunidad?’”
Grossman, mientras tanto, como muchos en el área, estaba tratando de volver a casa y salvar a sus mascotas.Su esposa Katie se encontraba fuera de la ciudad, y tomando el consejo de sus amigos, decidió evacuar hasta Mendocino, a tres horas al oeste de la costa de California.
“[Abandonar] fue bastante traumático—toda la ciudad estaba huyendo y todas las estaciones de servicio se quedaron sin combustible,” recuerda. “Fue un poco como una escena de pánico. Conduje junto a los incendios—podías ver las laderas quemándose. [Desde] la cervecería, con vista adyacente, habían llamas.”
Al día siguiente, Grossman, su hija Sierra, y el equipo de Sierra Nevada trabajaron para ubicar a sus empleados. Muchos ya habían perdido sus casas, así que Grossman llamó al alcalde de Chico, Randall Stone, para acelerar un parque de motorhomes. Luego se pusieron a trabajar en un plan de recolección de fondos.Primero, se decidió que Sierra Nevada contribuiría con $100,000 a una fundación de caridad para alivio a largo plazo. Luego: Resilience.
“Nos pusimos en contacto de inmediato para asegurarnos que estábamos bien,” dice Natalie Cilurzo, co-fundadora de Russian River Brewing Company en Santa Rosa, California. Ella y su esposo Vinnie habían visto las fotos que subió Sierra Nevada sobre Los cielos infernales sobre Chico y se preocuparon. “Habiendo pasado nosotros por lo mismo hace poco en nuestra comunidad, [teníamos] una gran sensibilidad y consciencia mayor de lo que serían sus secuelas.”
Los Grossman y los Cilurzo estuvieron en contacto varias veces en esos días. Grossman había sido inspirado por la recolecta de fondos de Russian River Sonoma Pride beer el año anterior, y quería crear un programa similar para la ayuda al condado de Butte. Discutieron lo que había funcionado y lo que no, y qué facetas de la recolección debieron haberse hecho distinto.
“De alguna manera le contamos nuestra experiencia junto a los pros y los contras,” Cilurzo comenta. “En el típico estilo Sierra Nevada, logramos hacer algo muy bueno pero luego ellos lo llevaron a otro nivel. POrque pueden y debían hacerlo.”
Específicamente, Los Cirluzo habían encontrado retos en los aspectos administrativos de la recolecta—el tiempo excesivo que tomó adherir cervecerías, licenciar su cerveza, y distribuir materias primas. También hubo dificultades en gestionar el destino de los fondos; algunas cervecerías que participaron en Sonoma Pride terminaron donando a otras recolectas o directamente no donando los fondos.
“Cuando no es a lo que te dedicas como sustento, cuando te encuentras juntos en una industria completamente distinta, y luego decides enfrentar este nuevo proyecto, necesitas estar preparado para un montón de trabajo,” Cilurzo comenta. “En seguida, Ken dijo ‘Tengo un equipo que lo hará.’”
Ese equipo es el mismo grupo encargado del Beer Camp de Sierra Nevada, su día de verano anual con actividades especiales, juegos y cervezas. Pero aún así era una situación irreal, como recuerda el gerente de contenidos de Sierra Nevada, Robin Wilkey-Gregory.
“Una de las personas clave que gestiona [eventos], perdió su hogar, y recuerdo cuando me dijo, ‘Es realmente extraño llevar a cabo este proyecto cuando...están recolectando fondos para mi.’”
El segundo fin de semana de Noviembre es una especie de tradición anual para los Cilurzo y los Grossman. Ambas parejas se dirigen a Mendocino: los Cilurzo para una cena cervecera anual, y los Grossman para celebrar el cumpleaños compartido de Ken y su esposa—el 11 de Noviembre. Hay un acuerdo simple: Ellos tratan de hacer tiempo para compartir unas cervezas. Este año, sin embargo, el fin de semana cayó un par de días después del comienzo del incendio—y Ken y su yerno no asistieron al encuentro.
“Nos lo perdimos,” dice Cilurzo. “Iban en camino a chequear sus casas y la cerveza y recoger algunas cosas. No los vimos. Una manera terrible de pasar tu cumpleaños.”
El lunes, tres días después del incendio, Sierra Nevada reabrió su pub (y luego, el edifico de al lado) exclusivamente para unidades de respuesta inmediata. El humo, sin embargo, aún era un problema. Encender los extractores de la cocina esparció humos ácidos a través del restaurante.
“Tuvimos que comenzar a cambiar todos los filtros para poder purificar el aire del restaurante,” Grossman recuerda. “Cambiabamos los filtros a diario.”
Con la comunidad comiendo en el pub y siendo vestidos en parte por la tienda de regalos de Sierra Nevada, Grossman comenzó a planear en serio su cerveza para la recolección de fondos. Quería que los participantes fabricaran una IPA —“Me di cuenta que las IPA son el estilo # 1, debemos hacer una IPA”—así que su staff juntó un paquete con información, que incluía una receta para una West Coast IPA en la tradición de Sierra.
Luego comenzó a trabajar en tres cartas. La primera dirigida a los proveedores de cervecerías.
Uno de los destinatarios era Country Malt Group. “[Grossman] nos envió una nota personal preguntando si apoyaríamos la causa,” dice Tara Kambeitz, directora de marketing de la compañía. “No hubo discusión al respecto. Era más, ‘¿Que vamos a hacer?’ y ‘¿cuanto?’ era más la pregunta.”
BSG y Admiral Maltings se adhirieron, junto a otras malterías. También Yakima Chief Hops, Haas, y Crosby Hop Farm.
“Escogí algunas variedades de lúpulo que sabía habría en stock,” Grossman explica. “Hice llamadas personales a varios proveedores de lupulo, malterías, junte una carta y la envíe a estos amigos también.”
Otra carta se dirigió a socios mayoristas, y la última a las cervecerías. Algunos ya se habían puesto en contacto—Grossman recuerda que además de Russian River, recibió llamadas previas de Trumer y Rogue—pero el staff de Sierra Nevada estaban determinando aún el interés de otras cervecerías. Grossman esperaba atraer 200 cervecerías a la causa, con el objetivo de recaudar $2 millones. Pero las redes sociales tienen su manera de difundir las cosas.
“Inicialmente pensamos que sería mejor si lo posteabamos en Facebook [para] decir, ‘Hey, envíanos un mensaje directo si eres cervecero y te interesa fabricar [una cerveza Resilience],’” dice Wilkey-Gregory. “Fue un viernes de tarde cuando lo posteé. El sábado de mañana, nuestro gerente de medios me llamó y me dijo que teníamos cientos de mensajes de cervecerías—que respondería 10 y que luego saldría y habrían 20 más. Estaban llegando literalmente más rápido de lo que podíamos responder.”
Para mantener todo organizado, el equipo de eventos creó un sistema de gestión de datos, que incluía una ficha de registros que les permitía ver qué cervecerías estaban participando, qué volumen planeaban producir, y cuánto esperaban donar.
“Fue un poco sorprendente,” comenta Grossman. “En unos pocos días, creo que logramos 400–500. Fue como wow, tal vez deberíamos llegar a 1000. cada día era muy emocionante [ver] el número de gente que se sumaba.”
El numero era tan estimulante como desalentador—particularmente para Country Malt Group. La compañía se había preparado para la posibilidad de que una recolecta de fondos lanzada por alguien tan integral para la industria como Grossman pudiese convertirse en un emprendimiento costos y colosal para un proveedor de materias primas. Pero se adhirieron de igual manera.
“La discusión estuvo sobre la mesa, sobre la posibilidad de que se convirtiese en algo grande,” dice Kambeitz. “Aún así dijimos que si, lo apoyaremos 100%. Cualquier cerveza que quiera fabricar la cerveza y donar los ingresos provenientes de su venta pueden proveerse de nuestras maltas gratis.”
Country Malt Group enviaría casi 3.000 sacos de malta—casi 73 toneladas métricas—a cerca de 200 cervecerías. En conjunto, Kambeitz estima que el costo total estuvo rondando los $120.000.
Mientras que cervecerías participantes seguían sumándose a la fabricación de la cerveza Resilience, el incendio no había sido completamente contenido para el día de acción de gracias, el 22 de Noviembre. Las personas evacuadas de Paradise y sus áreas aledañas habían sido relocalizadas en refugios, hoteles, y albergues temporales en California de Norte. Así que Grossman y el Staff de Sierra Nevada decidieron invitarlos.
Cocineros, personal de staff y amigos—que incluían a Vinnie y Natalie Cilurzo—prepararon comida para alrededor de 2.000 personas. En conjunto hicieron 290 litros de salsa, más de 800 kilos de pavo, y 700 kilos de papas.
Natalie Cilurzo recuerda como Grossman se ensució las manos aquel día. “hirvió papas en la antigua fábrica,” comenta. “Fue muy gracioso.”
También, entre los asistentes estaba el Sheriff Honea. La ansiedad estaba por doquier, recuerda, pero el sentimiento generalizado en el lugar era, acordemente, gratitud.
“Llegó a sorprenderme la manera como la gente se sentía tan receptiva con mi presencia,” dice. “Hablamos sobre cómo habíamos perdido todo, pero el sentimiento abrumador era, ‘Estamos agradecidos de seguir con vida… Vamos a superar esto y vamos a reconstruirlo en algún momento.’ Fue lo que me dejó anonadado mientras estuve en Sierra Nevada.”
En el evento, Honea, que se autodescribe como un entusiasta de la cerveza, estaba especialmente emocionado de conocer a Terence Sullivan, el embajador de la cerveza Sierra Nevada. Ambos se reconocieron instantáneamente. Honea conocía a Sullivan porque lo había visto en videos de facebook de Sierra Nevada, y Sullivan había visto a Honea en las noticias locales comunicando actualizaciones sobre el desarrollo del incendio.
Sierra Nevada planeó la cocción de su cerveza Resilience cinco días después de acción de gracias, el 27 de Noviembre. Todos los cerveceros que se habían inscrito en la recolecta de fondos fueron invitados a participar de manera remota.
Moksa Brewing Company en Rocklin, California—apenas a 140 kilómetros al sur de Paradise—no perdió la oportunidad de fabricar Resilience. Para los cerveceros Derek Gallanosa y Cory Meyer, era algo personal: ambos habían podido inhalar el humo del incendio que descendió a través del Estado. En los días siguientes al inicio del incendio, California del Norte se encontró con la peor calidad de aire en el mundo.
“Recuerdo que el humo era tan denso que podía mirar directamente al sol y se sentía como si mirases a una lámpara de luz tenue,” Meyer comenta. “Nunca había visto algo como aquello”
Moksa fabricó 1200 L de su versión de Resilience, y hasta la fecha, los fundadores dicen, ha sido una de las cervezas de más rápida rotación. No pusieron límites en la cantidad de venta como en algunos de sus estilos más populares, así que la gente “venían a llevarse cuatro, seis o nueve growlers a la vez,” dice Gallanosa. “Mientras más rápido pudiéramos girar el cheque mejor” Terminaron donando $7.300 al fondo.
Final Draft Brewing Company en Redding, California habían sobrevivido al fatal incendio de Carr el año anterior. La fábrica había hecho una cerveza para la causa, así que su fundador Adam Ward dice “no hubo ninguna duda” Cuando Sierra nevada hizo el llamado para prestar ayuda.
“Cuando se desató el incendio, nos sentimos desconsolados por las familias que lo habían perdido todo en la devastación,” comenta, notando que donarían $5.700. “Sabíamos que queríamos adherirnos a colaborar.”
En el extremo opuesto del país, el embajador de marca de Cigar City Brewing Neil Callaghan comenta “no había dudas que haríamos todo lo posible por colaborar con Sierra Nevada y la comunidad del condado de Butte.”
“Habíamos lidiado con una buena cantidad de desastres naturales acá en Florida,” dice, “y sabemos lo mucho que significa contar con el apoyo de amigos en todo el país.”
Cuando Sierra Nevada escribió aquel primer post en Facebook pidiendo ayuda de la comunidad, uno de los primeros en responder fue Ex Novo Brewing Co en Portland, Oregon. Su fundador Joel Gregory dice “me eriza la piel solo de pensar en lo que la gente de esa comunidad tuvo que atravesar.” Ex Novo donó $9.700 con la esperanza de “que encontrase su camino a ayudar a los necesitados.”
Jos Ruffell, también entiende los estragos que puede generar un incendio como este. El cofundador de Garage Project en Wellington, Nueva Zelanda también fue uno de los primeros en responder al llamado de realizar este esfuerzo con Resilience . como dice Ruffell, parte de la razón por la que quería involucrar a su cerveza es porque los incendios forestales son un problema que los afecta también. Recientemente, su región de cultivo de lúpulo fue amenazada por uno de los incendios más grandes de la historia.
“Tenemos que entender que el equipo de Sierra Nevada a través de las colaboraciones de Beer Camp, viajaron distancias increíbles para recibirnos, hospedarnos, compartir conocimiento, y ayudar a nuestra propia cerveza acá en Nueva Zelanda,” comenta. “Es el tipo de camaradería que hace a la industria de la cerveza artesanal algo especial, y que a final de cuentas se trata sobre la gente, así que naturalmente queremos estar presentes ahí y ayudar a nuestros amigos.”
De vuelta en Chico, el Sheriff Honea hizo acto de presencia en la fábrica de Sierra Nevada el día de cocción de Resilience. Una parte del los empleados de la fábrica estaban allí, recuerda, incluyendo aquellos cuyos hogares habían sido consumidos por el fuego. Juntos, formaron parte de un espontáneo momento para el recuerdo.
“Cada miembro de su compañía que perdió su hogar—los cuales eran muchos—tuvieron la oportunidad de tirar algo de lúpulo a la olla de cocción,” recuerda Honea. “Luego al final tuve la oportunidad de hacer lo mismo y Ken también.”
El día del lanzamiento de la cerveza, el staff había inicialmente dispuesto 500 cajas de los más de 40.00 litros de la cerveza, en la tienda de regalos de la fábrica. Pero, cómo logró notar Grossman, “Teníamos una fila de personas fuera en la calle.” En las primeras horas de su lanzamiento se vendieron más de 700 cajas.
Para mediados de Diciembre, se sabría en la noticia que más de 1.400 cervecerías—cerca de un cuarto de todas las cervecerías del país—se habían registrado para fabricar Resilience.
La North Valley Community Foundation se juntó con Sierra Nevada a principios de Enero, dos meses después del inicio del incendio. La fundación había comenzado a operar apenas unas horas luego del comienzo del fuego, comenta Alexa Benson-Valavanis, presidente y CEO de la organización, pero no fue sino hasta principios de 2019 que tres recolecta de fondos—su propio fondo de alivio, El fondo de recuperación de California del norte fundado por el oriundo de Chico y quarterback de los Green Bay Packers, Aaron Rodgers, y el proyecto Resilience de Sierra Nevada—unieron fuerzas para conformar el Butte Strong Fund.
“Cuando ves el rol de la filantropía, es realmente crítico,” dice. “Porque a diferencia de otras fuentes de financiamiento que generalmente toman una cantidad considerable de tiempo y energía para obtener resultados. Con nuestros fondos acá, podemos tener acceso rápido a el dinero.”
Para principios de Febrero, el NVCF ya había garantizado $6 millones para cubrir necesidades inmediatas, como la contratación de planificadores urbanos para Paradise, transportes para escolares mientras viven fuera de sus hogares, y un programa de reubicación de hogares a corto plazo.
Es el proyecto más grande que Benson-Valavanis ha manejado nunca. En total, estiman que el fondo podría proveer hasta $45 millones de dólares. En aras de establecer una comparación, el año fiscal pasado garantizó $3 millones en total.
“La Fundación Comunitaria se transformó de la noche a la mañana para convertirse en una organización de alivio para el desastre debido a la severidad de este, y la proximidad de las comunidades a las que servimos,” explica.
En el centro de Paradise, hay letreros de negocios al borde de la carretera aún de pie frente a una colección de ladrillos carbonizados. Hay estaciones de servicio derretidas y montañas de escombros al lado de carteles con textos estimuladores en señal de apoyo. Dentro de un Starbucks de alguna manera ileso en Skyway Road se posa una lata vacía de Resilience IPA de Sierra Nevada, sirviendo ahora como porrón de una planta germinada.
“Chico ha sido nuestra comunidad desde nuestros inicios,” dice Grossman. “He estado acá por más de 40 años, así que ciertamente tengo una conexión real con la comunidad y las laderas que fueron afectadas. Tenemos una cantidad importante de empleados sin hogar y que fueron desplazados. Para nosotros es una parte de lo que somos como empresa, tratar de ayudar a aquellos que lo necesitan.”
La próxima etapa de la recuperación es una extraña. Mientras el sentimiento inicial de unidad frente a la calamidad se disipa y los daños se hacen más claros, algunas personas locales buscan la manera de volver a la normalidad de manera prematura.
“Luego de un par de meses, [vemos], ‘Realmente no quiero a este sitio de remoción de escombros en mi patio trasero,’ ‘No quiero 500 camiones de FEMA en mi vecindario,’” Wilkey-Gregory comenta. “Estamos viendo a esta ciudad atravesar este incómodo y retador proceso de recuperación en una manera sustentable.”
Pero Sierra Nevada espera que para el final de la colecta de fondos, colocar $15 millones en esfuerzos de recuperación a largo plazo. Es una suma que ofrece un claro contraste con el objetivo inicial de $2 millones de Grossman. Cilurzo, quien ha sido espectador desde el principio del incendio, tiene una idea de la cantidad de trabajo que ha llevado el proyecto Resilience hasta este punto.
“Creo que este proyecto de recolección de fondos será uno de los más exitosos de la historia,” comenta, “No solo de la comunidad cervecera, sino en general.”
Grossman dice sentirse sorprendido por la cantidad de atención que logró.
“Es un testamento real de lo humilde que ha sido durante todos estos años,” Cilurzo agrega. “Pero no nos sorprende. Sierra Nevada es la cerveza con la que la mayoría de cerveceros de hoy aprendieron y con la que la mayoría de nosotros creció... Me siento muy feliz de que hayan tenido tan gran respuesta ante esto.”
Para un aventurero como Grossman, el incendio ha sido una tragedia en dos frentes: ha sido devastador ver tanto a su comunidad como la gran extensión de terreno ser consumidas por el fuego. “Solía hacer bicicleta alrededor de Paradise cas todas las semanas durante algunos años,” comenta. “No he logrado volver a la bicicleta, pero uno de estos días lo haré.”